Desaparición de la enfermera de San Rafael: un detenido por homicidio, una escena “arrasada” y muchos sospechosos

Siguen abiertas todas las hipótesis sobre el posible asesinato de Silvia Chávez. Pero el principal sospechoso –un inquilino- fue imputado y enviado al penal.

Desaparición de la enfermera de San Rafael: un detenido por homicidio, una escena “arrasada” y muchos sospechosos
Silvia Zulema Chavez tiene 72 años, es de San Rafael y desapareció en julio pasado. - Gentileza

El presunto asesinato Silvia Chávez (72) -una enfermera de San Rafael que fue denunciada como desaparecida 104 días después de que diera una última señal de vida- ya tiene a un hombre como principal sospechoso: Mauricio Albornoz, un hombre que le alquilaba un departamento y a quien la mujer quería desalojar.

El fiscal de San Rafael Javier Giaroli imputó a Albornoz por homicidio simple y hurto, y ordenó que fuera alojado en la cárcel de San Rafael. En tanto que, a la pareja de este acusado, de apellido Domínguez, la imputó por hurto y le tomó una declaración informativa.

Sin embargo, el caso sigue abierto y los investigadores trabajan para agotar otras hipótesis. Es que se trata de un caso muy particular: primero, el cuerpo de la víctima no ha aparecido todavía. Su casa, ubicada en Ecuador al 1600 del barrio Pueblo Diamante de San Rafael, ha sido allanada varias veces y sólo se encontraron restos óseos que serían de animales de granja.

Por otra parte, la mujer tenía mala relación con sus vecinos –habría llegado a golpear a unos niños-, con su ex marido –también lo golpeaba-, con sus parientes –era única heredera de un inmueble y estaba enemistada- y con sus inquilinos. Es decir que “todo el mundo se podría beneficiar con su muerte”, según indicó una fuente que trabaja en el caso.

El caso resulta muy particular porque la Justicia comenzó a investigar 104 días después de su desaparición. El martes pasado, 1 de noviembre, la ex cuñada de Chávez se presentó en una comisaría para ver qué avances había tenido la investigación por la desaparición de la jubilada. Entonces se buscó el expediente y se llegó a la conclusión de que nadie había radicado una denuncia al respecto.

De inmediato se abrió una investigación y se estableció el día y la hora en que la mujer dio una última señal de vida. Según los registros de una compañía telefónica, el teléfono de Chávez se apagó –o lo apagaron o se agotó la batería- el 21 de julio pasado a las 17.

La última vez que usó el celular fue el 20 de julio, cuando habló con la abogada que le llevaba adelante el desalojo del departamento que tenía al fondo de su casa y que era habitado en ese momento por Albornoz y su mujer. El 19, la pareja había hecho una celebración de Día del Amigo y la dueña de casa le contó que había tenido muchos invitados y fue muy ruidosa.

La abogada había llegado a un acuerdo con la pareja que solo había habitado el departamento por un mes: si se iban, les devolvería el dinero del alquiler previo entrega de la llave. Todos estuvieron de acuerdo, pero Albornoz nunca fue a buscar la plata ni a dejar la llave.

Cuando la Policía allanó la casa de Albornoz encontraron unas ventanas que eran propiedad de la enfermera y por eso, al homicidio se le sumó la imputación de hurto.

Albornoz tiene antecedentes por un caso similar, confiaron las fuentes consultadas: en una ocasión golpeó a una persona que le alquiló una casa, luego de mantener una discusión por ruidos molestos.

La hermana arrasó con la escena del crimen

Otra de las dificultades con la que encontraron los investigadores es que “la hermana se enteró de la desaparición de la enfermera, tomó la casa y arrasó con la escena del crimen”.

Esta hermana se entera por su hijo que Chávez había desaparecido y unos días después toma posesión de la vivienda y limpia unas manchas de sangre que había en el living. Luego, al declarar se justificaría diciendo que nunca pensó que habían matado a su hermana.

Pruebas realizadas por los técnicos de Policía Científica con Luminol demostraron que, en efecto, había en el piso manchas de sangre que habían sido limpiadas.

La mujer quedó bajo sospecha, pero luego se despegó el asunto mostrando 38 videos que había realizado en la casa para registrar cómo estaba la vivienda en ese momento. En uno de los videos se ve que el piso ya estaba limpio; en otro se ve un paquete de cigarrillos que podría haber sido una prueba de interés; y en otro se ve que la puerta del fondo estaba bloqueada por un mueble.

Según declaró la abogada de Chávez, fue la recomendación que le dio a su clienta para evitar que Albornoz entrara en su casa, algo que ya había ocurrido y que había dejado con temor a la dueña de casa.

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