Con la confesión de dos abogados “arrepentidos” y dos testigos “estrellas”, la causa por coimas contra el juez federal Walter Bento se encamina hacia un cierre que podría comprometer gravemente la situación física y patrimonial del magistrado, que está imputado por seis casos de coimas pasivas, lavado de activos y enriquecimiento ilícito en calidad de líder de una asociación ilícita.
El último miércoles por la mañana los abogados Martín Ríos y Matías Aramayo fueron liberados luego de que se acogieran a la figura del arrepentido y declararan ante el juez Eduardo Puigdéngolas y el fiscal general Dante Vega.
A la declaración de los dos letrados que siguen imputados, pero ahora con prisión domiciliaria, hay que sumarle la de Javier Santos Ortega, quien el viernes pasado se quebró y le dijo a los investigadores que había pagado 722.000 dólares a cambio de recibir la libertad tras contratar a dos de los abogados implicados en la causa, Ríos y Aramayo.
Ortega había sido detenido en 2019 cuando fue allanado un depósito en Maipú, donde se secuestró un millonario cargamento de ropa y zapatillas deportivas que habían ingresado de forma ilegal al país vía Chile y que fueron valuadas en unos 200 millones de pesos.
Ortega y su socio y sobrino, Juan Carlos Molina, fueron detenidos y luego imputados por Bento por contrabando agravado. Pero luego la calificación pasó a “encubrimiento” y consiguió así su libertad. Esto se produjo cuando Ortega tuvo un episodio de intento de suicidio que se sumó a los antecedentes psiquiátricos del detenido.
Este cambio de calificación se produjo cuando Ortega despidió a su abogado y contrató a Martín Ríos y a Matías Aramayo.
Al testimonio de Ortega, quien declaró la semana pasada, hay que sumarle ahora el de los abogados Ríos y Aramayo y también el de Diego Barrera.
Este último está detenido por el asesinato de Diego Aliaga, un ex despachante de aduana que sería el “contacto” entre el juez Bento y los abogados que se encargaban de hacer las presentaciones para que el magistrado liberara o morigerara las situaciones de los detenidos, que tenían que pagar las coimas.
Cuando Barrera fue detenido dijo que Aliaga tenía contacto con Bento y que era una suerte de nexo entre el juez y los detenidos. Luego, el 5 de febrero pasado, volvió a declarar ante el fiscal general Dante Vega y dijo que Aliaga “manejaba el sistema federal” y que “a todos los integrantes de una banda le dieron excarcelaciones hasta por hemorroides”.
Agregó que los acusados se repartían sumas millonarias producto de los pedidos de coimas que Aliaga triangulaba entre presos, abogados y el juez imputado.