El matrimonio condenado a prisión perpetua por el secuestro y asesinato del despachante de aduana Diego Aliaga (51) –presunto “mano derecha” del juez Walter Bento, según acusación que pesa sobre el magistrado federal- será juzgado nuevamente, ahora por un caso ocurrido hace 5 años, cuando armados y vestidos de policías habrían querido quedarse con una vieja casona ubicada cerca de la Terminal, en Guaymallén.
En julio de 2019 –un año antes de que Diego Barrera (53) y Bibiana Sacolle (50) organizaran el secuestro y asesinato de Aliaga- este matrimonio junto a otros tres sujetos que nunca fueron identificados, habrían organizado un falso allanamiento -él armado con una escopeta, ella vestida de policía con una pistola, una picana y chaleco antibalas- en el que habrían amenazado a los dueños de casa, les habrían robado dinero y joyas, los habrían atado con precintos plásticos y hasta les mataron un perro.
Inicialmente, el asunto fue caratulado por la Fiscalía Correccional como amenazas agravadas y coacciones, pero luego el expediente pasó a Robos y Hurtos y se cambió por el de robo agravado por arma de fuego, por ser en poblado y en banda y por escalamiento.
La semana pasada, el juez Gabriel Bragagnolo rechazó una oposición de la defensa del matrimonio y elevó la causa a juicio por los delitos de tentativa de usurpación de inmueble agravado, robo agravado y violación a Ley de Maltrato Animal, tal como lo sostiene la acusación del fiscal Daniel Sánchez Giol. Así las cosas se espera que en los próximos meses Barrera y Sacolle sean juzgados.
Una madrugada violenta
En abril de 2019, Diego Barrera –diciendo que tenía una empresa de seguridad- se presentó ante los ocupantes de la propiedad de unos 2.800 metros cercana a la Terminal de ómnibus, cuyo propietario registral es una empresa radicada en Buenos Aires, explicando que él era el representante de los dueños y que se tenían que ir del lugar.
El lote en cuestión tiene forma de “L”, con un ingreso por calle Alberdi, donde funcionaba una playa de estacionamiento, y otro por Bandera de los Andes al 300, donde se levanta una antigua casona que era habitada por tres familias que luego denunciaron el caso.
Un mes antes Barrera habría logrado quedarse con la playa de estacionamiento, ya que se presentó ante el encargado, con otros sujetos, con una orden de allanamiento que fue acatada por quien explotaba el lugar. Luego, Barrera quiso quedarse con la casa de mismo terreno.
Así, en la madrugada del miércoles 24 de julio de 2019, un grupo de hombres armados llegó a la propiedad de Bandera de los Andes donde tres familias viven desde hace unos 30 años. Los delincuentes eran cuatro o cinco y los dueños de casa pudieron identificar a Barrera, que iba con una campera azul con rayas refractarias, y a su mujer Bibiana Sacolle, que lucía un chaleco antibalas de policía.
“Es la Policía, abran la puerta, es un allanamiento”, gritaron. Una de las víctimas quiso salir por un balcón pero un falso policía le dijo: “Quedate quieto o te quemo”, mientras le apuntaba. Usando linternas y gritando amenazas, le pusieron precintos en las manos y lo golpearon.
Una mujer que dormía en otra habitación se despertó con un hombre a su lado apuntándole con un arma y diciéndole que se quedara quieta, mientras dos mujeres –Sacolle armada y otra vestida de policía- habrían ingresado con una picana, amenazaban a la víctima. “Dale nena, no me compliqués. Acordate que tu hijo está afuera. Salí o te doy vuelta”, la habría amenazado Sacolle. De esa habitación los delincuentes se llevaron un reloj de oro, una cadenita, aros de oro y 30.000 pesos.
El modus operandi fue el mismo en otra habitación, donde habrían amenazado a la persona que dormía, la ataron con precintos, le pegaron y le habrían robado 15.000 pesos de un placard.
Luego los delincuentes reunieron a todas las víctimas en el hall principal de la casa, las hicieron arrodillar y les sacaron fotos, mientras uno decía por radio: “Los tenemos acá; hemos encontrado droga”.
Los delincuentes también fueron a un departamento interno donde vive un matrimonio mayor y rompieron la puerta, mataron a una perra y salieron diez minutos después con 50.000 pesos y unos teléfonos. “Ustedes se tienen que ir, han usurpado. Agarren sus cosas y se van”, les decían a las cinco víctimas (los dueños de casa y una pareja que alquila una habitación).
En un momento, uno de los dueños de casa les pidió ir a ver cómo estaban los abuelos y así logró salir de la casa trepando una pared. Entonces llamó a su exmujer, que en ese momento estaba arribando a la casa.
Esta mujer ingresó a los pocos minutos al predio y vio a Bibiana Sacolle vestida de policía, con un handy en una mano y una pistola en la otra, por lo que tomó el teléfono y llamó al 911 para denunciar, ya que conocía a Sacolle de la playa de estacionamiento y sabía que no era policía.
En ese momento apareció Barrera con una escopeta tipo Ithaca, se la puso en la cabeza y le dijo: “Hacela corta, salí por las buenas hija de puta o vas a salir con las patas para adelante”.
Pero la mujer seguía hablando por teléfono al 911 y le decían que dos móviles estaban en la puerta. Un minuto después ingresaron los uniformados con la persona que se había escapado y entonces la banda de Barrera y su mujer hizo un boquete en una pared que daba a la playa de estacionamiento y por ahí escaparon.