En la modalidad de juicio por jurado comenzó a ser juzgado Matías Joel Albornoz, quien está acusado de haber asesinado a Elsa Susana ‘Kita’ Torfe (66), una comerciante del Valle de Uco que perdió la vida en 2016.
Hace instantes, en una de las salas de nuevo Polo Judicial -este el es primer debate en la modalidad de juicio por jurado que se realiza en el flamante edificio- las 12 personas que conforman el jurado popular escucharon los alegatos de apertura de debate del fiscal Javier Pascua y de los abogados defensores Ricardo Sánchez Gonzalo Casas.
Matías Joel Albornoz está imputado por los delitos de robo agravado por ser en poblado y en banda, en grado de tentativa y homicidio criminis causa. Por lo tanto, si es declarado culpable recibirá la pena de prisión perpetua.
Según Pascua -ex jefe de la Fiscalía del Valle de Uco y actual fiscal de Delitos Económicos-, “Doña Kita” fue asesinada de forma violenta y por su edad y condición de mujer “no pudo defenderse”.
“Este es un caso de verdadera crueldad y cobardía Esa maldad es propia de cobardes; está cerca de un perfil de violencia de género: se valieron de su condición de mujer”, explicó el el fiscal.
“La trataron como a un animal ¿Era necesaria esa barbarie?”, se preguntó Pascua, advirtiendo que existe una prueba contundente contra el acusado.
Por su parte, Sánchez, sostuvo que su defendido no participó en el hecho porque nunca estuvo en Tupungato.
“No conoce Tupungato, no ha ido jamás. Nuestro cliente es víctima de las malas investigaciones que suelen hacer”, dijo el abogado, explicando que “vamos a probar una coartada que es una realidad”.
El brutal asesinato de una comerciante en Tupungato
“Kita” Torfe (66) fue hallada muerta en su casa el 8 de abril 2016. Fue una vecina quien la encontró debajo de unos colchones, amordazada y con signos de haber recibido un duro castigo. La casa estaba toda revuelta y el negocio contiguo daba la sensación de que la mujer había estado atendiendo hasta minutos antes de ser asesinada.
El caso conmocionó a Tupungato y enseguida el rechazo de la comunidad se diseminó a través de redes sociales. Kita no tenía rencillas ni enemigos. De allí que la primera hipótesis del caso fue que el móvil del crimen había sido un robo.
La mujer vivía sola y no tenía hijos, pero estaba acompañada por sus sobrinos y amigas. El negocio era su único ingreso y cuidaba su trabajo. Ya había sido asaltada tres veces, por lo cual tomó como medida de precaución atender tras las rejas durante la siesta y hacer lo mismo después de las 20.
Días después de su muerte, más de 200 vecinos -entre ellos familiares y amigos de la víctima- realizaron una marcha por calle Belgrano para pedir seguridad y el pronto esclarecimiento del caso.