La fiscalía está dando recién los primeros pasos para el esclarecer la muerte de un joven de 24 años, baleado en la cabeza por un amigo mientras iban en un auto, en Malargüe. Si bien el presunto autor ya fue imputado y pasará a la cárcel, no se descarta que se trate de un episodio accidental.
Miguel Díaz falleció en la noche del lunes, luego de agonizar más de 24 horas. En la madrugada del domingo había recibido un disparo que lo dejó muy grave, y su deceso se produjo en el hospital Schestakow de San Rafael. Las primeras atenciones médicas las había recibido en el hospital Regional.
La reconstrucción del caso lo ubica en un Fiat 147 por ruta 40 y Villa del Milagro, frente a una estación de servicio, con tres personas más a bordo del vehículo. Por motivos que se investigan resultó herido, y la Policía horas después detuvo a Mauricio Escobar y secuestró un revólver calibre 22.
La fiscal Andrea Lorente imputó al acusado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego (con penas de 10 a 32 años) y ordenó su pase al penal, tras su estadía en la comisaría 24; el sospechoso cuenta con algunas antecedentes, confiaron fuentes judiciales.
Por ahora los pesquisas tienen la hipótesis de un hecho intencional-más allá de que los protagonistas tenían una amistad-, aunque otra línea investigativa es que el detenido haya estado manipulando el arma y disparado accidentalmente. De ser así, la causa podría derivar a un homicidio culposo, con penas excarcelables de 1 a 5 años.
Para aclarar el panorama serán fundamentales las pericias balísticas y las declaraciones de los dos testigos presenciales, quienes podrán explicar si hubo algún altercado o pelea adentro del auto, o si a Escobar se le “escapó” el tiro.
La víctima fatal era padre de un bebé de 4 meses.