“Estoy decepcionada, dolida, enojada, angustiada. He dejado de creer en la justicia. Para mí no existe; existen los interese políticos y económicos de los jueces”, dice Carla Pagliaricci, tras conocer el reciente fallo de la Corte Provincial que virtualmente habilita la libertad de José Caccia, el conductor condenado por la muerte de sus hijos, Agustín (8) y Abril Kruk (3).
Ayer el máximo tribunal local cambió la calificación de hecho y consideró que debe dictarse una nueva pena: en agosto del año pasado Caccia había sido condenado a 10 años de cárcel por homicidio simple con dolo eventual.
La Corte dictaminó ahora que debe ser considerado como homicidio culposo agravado. Es decir que Caccia debe recibir una pena menor que –como ya ha cumplido 4 años de encierro- lo deja virtualmente en libertad.
“La vida de mis hijos no vale nada. Ellos no están exentos de que les pueda suceder algo así; no se lo deseo ni a mi peor enemigo porque significa que te maten en vida”, dice la madre de los niños, con voz firme.
Según explica haber logrado que condenaran al conductor a “una pena mínima de 10 años de cárcel era un aliciente, una pequeña paz pero todo esto se derrumbó: tengo bronca, impotencia”.
Ahora, tras hablar con el fiscal de Tránsito Fernando Giunta, analizan llevar el caso a la Corte Nacional para que revisen la nueva sentencia de la Corte de Mendoza, aunque –dice- “eso no evitará que quede libre”.
“Cómo mamá voy a ir hasta las últimas consecuencias, cueste lo que cueste. Ya no tengo nada que perder: perdí lo más valioso que tenía: mis dos hijos”, asevera Carla.
En cuanto a Caccia, “la verdad es que no le deseo nada bueno: sé las condiciones en las que manejaba, la velocidad, todo lo que pasó. El salió a matar y por lo tanto es un homicidio simple. Si existe un dios algún día voy a ver cómo lo paga”.
El reciente fallo de la Corte –con las fiestas de fin de año encima- ha caído en la mujer “como un balde de agua fría: esto es inédito, no se puede creer: siete jueces dijeron que es un homicidio simple y ahora los tres de la Corte dicen lo contrario”.
“Mi deseo es cruzarme con ellos en la calle y ver si tiene el coraje de mirarme a los ojos. Me gustaría que me vieran como madre. Yo siempre hablo como mamá, mataron a mis hijos y quiero que los culpables paguen. Pere parece que no se puede”, dice por último la madre de Abril y Agustín.