En diciembre del año pasado, el sacerdote Manuel Fernando Pascual fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal N.º 3 a 12 años de cárcel por violar durante cuatro años a dos monjas, abuso sexual gravemente ultrajante, con episodios de tocamientos y sexo oral. Hoy, el religioso recibió la habilitación para volver a Capitán Sarmiento, donde cometió los ataques, ya que la condena no está firme debido a la falta de instancia de casación.
Fuentes con acceso al caso le confirmaron a Infobae que el tribunal que lo condenó encabezado por el juez Gabriel Vega, le dio el beneficio de instalarse en Capitán Sarmiento, lugar donde, entre 2012 y 2016, el sacerdote abusó de las religiosas integrantes de la congregación Hermanas de San José que él tenía a cargo.
Ante la consulta del medio, la fuente se quejó sobre el beneficio que le otorgaron: “Fue su defensor quien pidió ahora no ir más una vez por semana a ‘firmar’ al tribunal, ya se asegura que está deprimido. Pidió mudarse al mismo campo donde fueron los abusos, algo que no está prohibido porque es su propiedad” y añadió “El beneficio fue una resolución del tribunal, que no tenía por qué dar vista a las partes”.
El aberrante caso del cura Manuel Fernando Pascual
Pascual era el pastor y confesor de sus víctimas. Entre los años 2021 y 2016, el religioso no solo atacó en el campo La Ermita, donde pretende volver, sino también en una obra a cargo de las Hermanas, ubicado en el barrio porteño de Núñez, y en el Hogar Amparo Maternal, que alberga a mujeres y niños en situación de calle.
Una de las víctimas declaró en el juicio que lo condenó a 12 años de prisión, declaró que habría sido abusada en el campo de las Hermanas de San José, mientras el cura daba misa en privado, en el momento exacto de la consagración de la Eucaristía.
El cura se excusaba diciéndole a las Hermanas que soltaran esa “mujer de deseo oculta en su interior”. Otra de las víctimas declaró que “lo hacía para que gozara y aprendiera a gozar”. Una de las pruebas del juicio fue un escrito el Pascual entregaba a sus víctimas con el título: “Lectura cristiana de la sexualidad femenina”.