Alejadas, en barrios privados o en fincas, preferentemente en zonas semirurales o incluso en salones de eventos. Allí se han realizado la mayoría de las fiestas clandestinas desbaratadas durante el confinamiento impulsado por la pandemia. La mayoría se concentra en el Gran Mendoza, donde hay un mayor número de población, pero las autoridades confirman que la cantidad de asistentes a cada festejo ilegal se ha reducido marcadamente durante la segunda ola de la pandemia.
Desde el Ministerio de Seguridad provincial sostienen que este año ha descendido no sólo el número de fiestas clandestinas sino la cantidad de participantes –no más de 100 invitados- y que no se han detectado reuniones masivas, como las del año pasado, que llegaron a convocar a más de 500 personas.
Desde el 10 de abril pasado, cuando comenzó la alerta sanitaria con restricciones de circulación de personas entre las 23.30 y las 5.30 y la suspensión de reuniones familiares y sociales en domicilios particulares, la Subdirección de Control de Eventos y Locales de Esparcimiento desbarató 16 reuniones grupales no permitidas (entre fiestas clandestinas, eventos y reuniones sociales), donde fueron identificadas 231 personas y tres resultaron aprehendidas. Además, se realizó la retención de un equipo de música perteneciente al organizador de una fiesta clandestina.
En mayo se logró suspender 28 fiestas que dejaron como resultado 520 personas identificadas y 41 aprehendidos. También se realizaron 10 retenciones de equipos de música pertenecientes al organizador de uno de esos eventos.
Así las cosas, oficialmente se informó que en abril y en mayo se clausuraron 44 reuniones no permitidas, con 751 personas identificadas, 44 aprehendidas y 11 retenciones de equipos de música.
Si bien el Ministerio de Seguridad no ofrecieron estadísticas sobre la cantidad de fiestas clandestinas que se organizaron el año pasado, burlando las restricciones ordenadas por la pandemia, las autoridades consideran que es una actividad que ha bajado este año. “Las fiestas clandestinas y las reuniones sociales y familiares no permitidas han descendido este año en relación a 2020”, afirmó Néstor Majul, subsecretario de Relaciones Institucionales del Ministerio de Seguridad de Mendoza.
El funcionario explicó que si bien realizar una comparación entre el año pasado no es posible ya que “son situaciones diferentes”, destacó que “es importante decir que las fiestas clandestinas han bajado notoriamente, tanto en su número como en la cantidad de participantes”.
Majul apuntó como causas posibles de este descenso a dos cuestiones: el menor tiempo de duración de la fase 1 y que los bares y restaurantes han podido trabajar -con protocolos- hasta las 23.30 y, en los primeros meses del año, con reuniones más numerosas.
“Este año no hemos desactivado fiestas tan populosas como las del año pasado, con 500 o 600 personas. Estoy hablando de esas fiestas organizadas por WhatsApp, en las que se pagaba entrada y había cierta infraestructura, a pesar de que eran al aire libre. Este año, tal vez hubo una o dos de 100 personas; el resto de 30 o 20 personas”, sostuvo el funcionario.
Majul consideró que no es posible establecer algún tipo de zona preferencial donde se realicen las fiestas, advirtiendo que, obviamente, la mayoría son en el Gran Mendoza por una cuestión de densidad poblacional. “Hemos desactivado eventos en zonas urbanas, suburbanas y rurales luego de recibir denuncias al 911. En casas de familia, en bares, en lugares abiertos, en fincas, pero nunca masivas como el año pasado”, aseguró.
Las fiestas desactivadas
Algunas de las “clandes” -como las llaman los jóvenes- por su importante convocatoria han tomado relevancia este año.
El 13 de enero clausuraron dos restaurantes del parque General San Martín por fiestas ilegales: en el Golf Club (que ya había sido multado en agosto del año pasado por el mismo motivo) y en el Club Hípico. En ambos locales había más de 300 personas y sólo están habilitados para funcionar como restaurante y no como boliche. Los locales recibieron multas por parte de la Municipalidad de Ciudad.
El 22 de febrero la Policía intervino en una fiesta clandestina que se llevaba a cabo en la Cuarta Sección de Ciudad, en la calle Tucumán. Preventores y agentes de Tránsito participaron del operativo en el que se aprehendió por desobediencia a la autoridad a una chica de 22 años que había asistido al festejo.
El fin de semana del 10 de abril pasado se desactivaron 8 fiestas clandestinas. Ese fin de semana entraron en vigencia las nuevas medidas implementadas por el Gobierno provincial, en concordancia con el decreto nacional. Los departamentos donde se realizó el cese de actividad de festejos ilegales fueron Guaymallén -donde se realizó la mayor cantidad de clausura de locales-, Maipú, Las Heras, Tupungato, San Rafael y Junín. Allí, la Policía y personal de Diversión Nocturna desbarataron un cumpleaños de 15 clandestino realizado en un famoso salón de eventos.
El fin de semana del 17 de abril, desactivaron tres eventos: en Guaymallén se desbarató una fiesta clandestina con la participación de 100 personas en una casa de la calle Sarratea. En Las Heras se frustró una fiesta en el Complejo Norteño (ex La Chimere), donde habían concurrido unas 150 personas. En Maipú se desactivó otro evento ilegal realizado en una finca, con 100 asistentes.
El fin de semana siguiente -23 de abril- las autoridades desactivaron dos clandestinas realizadas en el Gran Mendoza: una en Lavalle y otra en Ciudad. En la primera de las reuniones ilegales se llevaba adelante en el Puesto Soria, Las Violetas, y había entre 100 y 150 personas.
La segunda fiesta clandestina fue detectada en calle San Juan de Capital. Allí se secuestró una gran cantidad de bebidas alcohólicas y se aprehendió tanto al dueño del domicilio como a la persona identificada como la organizadora.
El 1 de mayo pasado se desactivaron cinco eventos ilegales: en San Rafael, Luján, Maipú, San Martín y Las Heras. En todos los casos eran eventos realizados en casas o fincas ubicadas en zonas rurales o semirurales.
Además, se clausuró un patio cervecero ubicado en la calle Roca de Maipú porque se había transformado en “un verdadero boliche”, alejado de todo protocolo.
El viernes 28 de mayo, la Policía logró desactivar una fiesta clandestina en Luján de Cuyo y detener a 33 asistentes. Circunstancialmente, el gobernador Rodolfo Suárez también participó del operativo que se realizó en el cerro La Crucecita, unos metros al Oeste del cruce de la ruta Panamericana y calle Darragueira, en Chacras de Coria. Allí los móviles policiales se ubicaron estratégicamente en diferentes zonas determinadas como puntos de fuga y de esta manera lograron interceptar a 13 camionetas y sus ocupantes.
Las bochornosas “juntadas masivas” de los hinchas de Godoy Cruz
Sin duda alguna, la más concurrente “juntada masiva” se produjo en la tarde del martes 1 de junio, cuando unos 10.000 hinchas del club Godoy Cruz Antonio Tomba concurrieron al estadio Feliciano Gambarte a celebrar el centenario de la institución.
Sin respetar ningún protocolo para evitar contagios –distancia social y uso de barbijos- y en el peor momento de la pandemia, los tombinos realizaron un escandaloso festejo que tomó trascendencia nacional y ya tiene una veintena de imputados y cerca de mil personas identificadas.
La imputación es por violar el artículo 205 del Código Penal, que establece de 6 meses a 2 años de prisión para quienes infrinjan disposiciones para evitar la propagación de una pandemia.
Pero esta no fue la única concentración masiva que ha generado la hinchada del Tomba. El 13 de mayo pasado, tras el fallecimiento de Julio Roque Pérez (80) –el hincha tombino más famoso, conocido por todos como “El loco Julio- unas 3.000 personas se reunieron sin ningún tipo de medidas sanitarias o preventivas, en la plaza de Godoy Cruz para darle el último adiós.
Se trató de “juntada masiva” de la cual, tanto los directivos del club como las autoridades municipales, negaron su participación en la organización que tuvo como resultado la imputación de un puñado de hinchas individualizados que rompieron la cuarentena vigente en ese momento.
Protestas sociales
Otra causa de grandes reuniones populares son las protestas por cuestiones políticas, por lo general banderazos contra el Gobierno nacional, que se registraron tanto este año como el pasado, aunque nunca con tanta gente como las convocatorias del Tomba.
Por ejemplo, el 25 de mayo pasado, unas 400 personas y un centenar de autos fueron parte de un “banderazo” que dejó de lado el distanciamiento social, preventivo y obligatorio que regía en ese momento.
Este año, para el mismo festejo patrio, partidos minoritarios convocaron a un banderazo que, en términos de convocatoria, no fue relevante. Allí los manifestantes pedían que se terminaran las “restricciones, encierros y persecución a quienes quieren trabajar”.