Tras un año de investigación, se acerca el juicio por jurado que buscará esclarecer un femicidio ocurrido en Maipú. La víctima del caso fue Dora Hidalgo (67), cuyo cuerpo fue encontrado en un pozo de agua del salón de fiestas Luna India, y el acusado es José Daniel Moreira (32), con posibilidades de recibir perpetua.
Este sujeto está preso desde el 5 de septiembre del 2020, día en que hallaron los restos de la mujer, nacida en Córdoba y radicada en Mendoza. Ambos trabajaban en el mantenimiento de ese predio y muchos de sus compañeros coincidieron en que no tenían una buena relación. La señora le reprochaba permanentemente al sospechoso sus inconductas laborales y que llevaba mujeres a su lugar de trabajo para tener encuentros íntimos.
Esta situación de tensión habría tenido su punto cúlmine el 31 de agosto, jornada en que Dora dejó de ser vista. Su hijo, que también realiza tareas allí, denunció en la Policía que desde hacía varias horas no tenía noticias de su madre. Todas las pertenencias de Hidalgo estaban intactas en su casa y el misterio y la preocupación crecían.
Cuatro días después, una pista inesperada condujo a los investigadores hasta un pozo de agua del extenso terreno, cerrado con tela y un candado. Algunas moscas daban vueltas alrededor de manchas secas de sangre en esa zona. Al acercarse, todos notaron un olor nauseabundo.
Las tareas de excavación comenzaron el 4 de septiembre y en la jornada siguiente, bomberos y policías dieron con los restos de la mujer. Al cadáver le faltaba la cabeza, la cual nunca fue encontrada. La víctima fue degollada -tenía heridas cortantes en el cuello- y luego la arrojaron por ese orificio de unos 80 metros de profundidad. Por la caída tuvo múltiples fracturas y la cabeza se habría desintegrado al golpear en el suelo.
Al banquillo y frente a un jurado popular
Luego del hallazgo, Moreira quedó detenido. Además de la mala relación con la fallecida, lo complicaron una serie de indicios: fue el último de los empleados que estuvo con ella -los otros dos marcaron la salida horas antes-, tenía las llaves para acceder al pozo ya que era el encargado del riego y le pidió a un compañero que limpiara ese sector.
Las pruebas quizás más fuertes contra el sospechoso son dos manchas de sangre detectadas en el baúl de su auto. Un cotejo determinó que esas gotas coincidían con el ADN de la mujer asesinada.
A esta evidencia los sabuesos llegaron luego de revisar las cámaras de Luna India, en donde observaron que el hombre tomó su coche en el estacionamiento y condujo hasta el pozo; ahí permaneció entre 7 y 10 minutos y luego se fue. Todo indica que mató a la señora, la introdujo en el rodado y decidió ocultarla bajo tierra.
Por estos elementos probatorios es que se encuentra en la cárcel, con la imputación de homicidio agravado por ser en contexto de violencia de género-femicidio-, con pena única de prisión perpetua.
Con esta calificación deberá ir a un juicio por jurado y su futuro lo definirán 12 ciudadanos. El fiscal a cargo de la investigación es Gustavo Pirrello y la defensa la representa el abogado Sergio Carreño. Habrá que ver qué estrategia plantea este letrado para mejorar la situación de su cliente; en el caso de que su autoría aparezca prácticamente probada, una de las maniobras podría ser una condena sin el agravante del género, lo que bajaría la carátula a un homicidio simple, con penas de 8 a 25 años y sin perpetua.
Hace días la causa tuvo una de sus audiencias preliminares, en donde las partes presentan las pruebas para el debate. Para esta próxima semana se espera un nuevo encuentro y, superada esta instancia, sólo restará poner la fecha de inicio para el juicio, que sería en las próximas semanas.