Están unidas por la angustia y el pedido de justicia pero, sobre todo, por la incertidumbre. Dos familias quebradas porque, de un día para el otro, debieron empezar a digerir que en sus mesas había una silla vacía y que quien faltaba había “desaparecido”.
Una de estas historias lleva casi 6 años de misterios, hipótesis, sospechas y pocas respuestas. Es el caso de Gisela Gutiérrez, la joven del barrio La Favorita que tenía 25 años cuando dejó de ser vista, allá por julio de 2015.
La otra historia es mucho más reciente y se ha transformado en el suceso policial del momento. Se trata de la búsqueda de Abigaíl Carniel (18), la chica oriunda del asentamiento 12 de Mayo y desaparecida el 15 de abril pasado en Las Heras.
Se reconocen en el dolor y las lamentables circunstancias las llevaron a juntarse en el último tiempo. Por un lado, María Elena -hermana de Gisela- y por el otro Verónica, la mamá de Abigaíl.
“María Elena se ha acercado y nos ha estado acompañando. Al igual que la gente en las redes sociales y los medios de comunicación, que han hecho que la búsqueda de mi hija haya tomado más interés”, contó Verónica a Los Andes.
Por su parte, María Elena dijo: “Nos pusimos en contacto hace un mes y hemos estado en las marchas pidiendo por Abigaíl. Estamos apoyando con el grupo de Mujeres del Piedemonte, que es un movimiento que se manifiesta en la lucha contra las desapariciones y los femicidios”.
-Verónica, ¿teme que su hija tenga el mismo destino que Gisela, que pasen los años y no aparezca ni un rastro?
-Se me han cruzado miles de cosas por la cabeza y ya he visto lo que ha pasado en otros casos. Si no aparece más, pediré justicia hasta el último día de mi vida. Por ahora no pierdo las esperanzas de que mañana me levante y la vea en la puerta de mi casa.
Asesinatos sin cadáveres
Las dos causas se investigan como crímenes consumados, a pesar de que los cuerpos de estas jóvenes no han sido hallados. Tampoco hay resto alguno de ellas, ni manchas de sangre, cabellos o alguna prenda de vestir.
En contextos similares, más allá de que el expediente de Abigaíl está mucho más “caliente” y recién comienza, mientras que el de Gisela demoró años en dar sus primeros pasos firmes, ambos tienen imputados e hipótesis.
Curiosamente, los dos están a cargo del mismo fiscal, Carlos Torres, quien tiene tres acusados por cada investigación. “A mí me llamaron para ir a la fiscalía y me fueron muy claros: me dijeron que tienen escuchas comprometedoras contra los sospechosos, aunque ninguno quiere hablar. Me fueron sinceros, me explicaron que ellos creen que a mi hija la asesinaron y están buscando el cadáver”, sostuvo Verónica sobre Abigaíl.
“Para mí, si no hay cuerpo, no hay homicidio todavía”, remarcó, en contrapartida, María Elena.
-¿Eso quiere decir que aún tienen esperanzas de que Gisela esté viva?
-Sabemos que lo más probable es que esté muerta, aunque no sé qué habrán hecho con su cuerpo. A 6 años yo no descartaría la trata de personas, pero lo veo difícil.
¿Qué pasó con ellas?
“Lo que quiero aclarar es que mi hija no comercializaba drogas, como se dice. Eso es mentira”, señaló la mamá de Abigaíl. Es que precisamente la fiscalía sigue este móvil por la presunta relación que la joven tendría con señalados narcos del barrio Sargento Cabral, donde ella desapareció.
En la nómina de implicados y detenidos aparecen Facundo Díaz, Martín Ezequiel Márquez y Vicente Cayetano Chumacero Martínez, todos imputados por femicidio.
“Por lo que me dijo el fiscal, tiene pruebas de que ellos son los responsables. Si es así, espero que no salgan más de la cárcel. Estos tipos, a quienes yo no conocía y no sé mi hija, me destruyeron la vida. Mis días ya no tienen sentido”, apuntó Verónica.
Lo avanzado de esta pesquisa contrasta con lo que pasó con Gisela, en donde hubo que esperar más de 5 años para tener acusados. Esta mujer, que estaba embarazada por entonces y tenía tres hijos más, dejó de ser vista el 19 de julio de 2015 y recién en noviembre de 2020 hubo imputaciones.
Bajo sospecha están Héctor Días Tejera y los hermanos Marcos y Daniel Quiroga, tres hombres residentes en La Favorita, barrio donde vivía y desapareció Gutiérrez. El primero de ellos fue imputado como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y está preso, en tanto que los otros dos quedaron libres pero acusados de encubrimiento agravado.
La investigación se valió de cuatro declaraciones de testigos de identidad reservada para avanzar. En líneas generales, estas personas dijeron que habían escuchado que a Gisela quisieron abusarla sexualmente en una vivienda y, ante su resistencia, le pegaron un balazo en la cabeza. Su cuerpo lo habrían cargado en un auto y enterrado en inmediaciones del dique Frías, en el límite entre Godoy Cruz y Capital.
“A ellos los conocemos del barrio pero como familia nunca los tuvimos como sospechosos ni los relacionábamos con Gisela. Dicen que la noche que mi hermana salió se encontró con el hombre que está preso y ahí se fueron a una casa. Después intervienen más personas, entre ellas, dos hermanos de Días, aunque ellos nunca fueron involucrados en la causa, sí los otros hermanos”, detalló María Elena.
“No termino de entender cómo fue todo esto pero al fiscal lo veo muy convencido. Yo creo que Gisela y Abigaíl estuvieron en el momento y en el lugar equivocado. Al menos en el caso de Abigaíl hay una hipótesis más clara, mientras que lo de mi hermana no se investigó como corresponde”, agregó.
“Pienso que estos tipos saben dónde está mi hija, por algo están imputados. En las escuchas comprobaron que hablaban libremente. Espero que no salgan de la cárcel. A mí me han provocado mucho dolor pero no me voy a resignar a pedir justicia”, cerró la mamá de Abigaíl.
“Me sumo al reclamo. Yo quiero que paguen todos los implicados en lo que le pasó a mi hermana. Son dos casos de familias de barrios humildes, pero nunca nos vamos a callar y vamos a luchar hasta que todo salga a la luz”, culminó la hermana de Gisela.
Sin rastros de estas jóvenes por ahora, cada investigación seguirá sus pasos. La de Abigaíl va por la audiencia de prisión preventiva de los acusados y la de Gisela por la elevación a juicio. Sumando coincidencias, el abogado Fernando Peñaloza es quien representa a ambas familias en busca de la verdad.