La justicia sureña ordenó que se realice el juicio por el asesinato de la enfermera jubilada Silvia Zulema Chávez (72), cuya desaparición fue reportada tres meses después que de que se produjera y cuyo cuerpo nunca ha aparecido.
Esta mañana, el juez de San Rafael Claudio Gil, durante una audiencia de oposición, determinó que los acusados -Mauricio Albornoz y Carina Domínguez- enfrenten un debate por homicidio simple y hurto agravado, respectivamente, por lo que de ser considerado culpable el hombre podría recibir una pena que va de los 8 a los 25 años de prisión.
La audiencia había sido solicitada por la defensa de los acusados, que señaló, entre otros argumentos, que el cuerpo de la enfermera nunca ha aparecido y por lo tanto puso en duda que haya sido asesinada.
Por su parte, la fiscal Paula Arana sostuvo la acusación de homicidio y robo apoyándose en las pruebas e indicios reunidos durante la investigación y en el relato de un testigo de identidad reservada que habría aportado datos sobre el homicidio. Es que este testimonio indica hora y lugar de asesinato y qué habrían hecho con el cuerpo. En sintonía, el abogado Juan Coria, representante del exmarido de Chávez, solicitó también la elevación a juicio.
El juez dio lugar al pedido de la fiscalía pero la decisión no está firme y podría ser recurrida por la defensa.
Durante la investigación, la causa ha sufrido varios cambios: arrancó como una denuncia por paradero, que se transformó en homicidio y luego incluso a femicidio, siempre teniendo como principal sospechoso a Albornoz, ya que al momento de la desaparición el imputado vivía junto a su pareja en una departamento ubicado detrás de la casa de Chávez, en Ecuador al 1600 del barrio Pueblo Diamante.
Por otra parte, desde la Fiscalía se ordenaron varios procedimientos para buscar el cuerpo de la víctima pero nunca se pudo encontrar pese al esfuerzo de personal Policía Científica, Bomberos y perros de la División Canes especializados en búsqueda de cadáveres y un equipo de antropólogos del Cuerpo Médico forense que participaron de la investigación.
Una denuncia tardía
La muerte de la enfermera Chávez tiene una particularidad: la Fiscalía de San Rafael comenzó a investigar 104 días después de que la enfermera desapareciera. El 1 de noviembre de 2022, la excuñada de Chávez se presentó en una comisaría para ver qué avances había tenido la investigación por la desaparición de la jubilada. Entonces se buscó el expediente y se llegó a la conclusión de que nadie había radicado una denuncia al respecto.
De inmediato se abrió una investigación y se estableció el día y la hora en que la mujer dio una última señal de vida. Según los registros de una compañía telefónica, el teléfono de Chávez se apagó el 21 de julio de 2022 a las 17.
La última vez que usó el celular fue el 20 de julio, cuando habló con la abogada que le llevaba adelante el desalojo del departamento que tenía al fondo de su casa y que era habitado en ese momento por Albornoz y su mujer. El 19, la pareja había hecho una celebración de Día del Amigo y la dueña de casa le contó que había tenido muchos invitados y fue muy ruidosa.
La abogada había llegado a un acuerdo con la pareja que solo había habitado el departamento por un mes: si se iban, les devolvería el dinero del alquiler previo entrega de la llave. Todos estuvieron de acuerdo, pero Albornoz nunca fue a buscar la plata ni a dejar la llave.
Cuando la Policía allanó la casa de Albornoz encontraron unas ventanas que eran propiedad de la enfermera y por eso, al homicidio se le sumó la imputación de hurto.
Albornoz tiene antecedentes por un caso similar, confiaron las fuentes consultadas: en una ocasión golpeó a una persona que le alquiló una casa, luego de mantener una discusión por ruidos molestos.
Otra de las dificultades con la que encontraron los investigadores es que “la hermana se enteró de la desaparición de la enfermera, tomó la casa y arrasó con la escena del crimen”.
Esta mujer se entera por su hijo que Chávez había desaparecido y unos días después tomó posesión de la vivienda y limpió unas manchas de sangre que había en el living. Luego, al declarar, se justificaría diciendo que nunca pensó que habían matado a su hermana.
Pruebas realizadas por los técnicos de Policía Científica con Luminol demostraron que, en efecto, había en el piso manchas de sangre que habían sido limpiadas.
La mujer quedó bajo sospecha, pero luego se despegó el asunto mostrando 38 videos que había realizado en la casa para registrar cómo estaba la vivienda en ese momento. En uno de los videos se ve que el piso ya estaba limpio; en otro se ve un paquete de cigarrillos que podría haber sido una prueba de interés; y en otro se ve que la puerta del fondo estaba bloqueada por un mueble.
Según declaró la abogada de Chávez, fue la recomendación que le dio a su clienta para evitar que Albornoz entrara en su casa, algo que ya había ocurrido y que había dejado con temor a la dueña de casa.