En un contexto donde pareciera que nadie se salva de la inseguridad en Mendoza, un joven contó la experiencia desagradable que le tocó vivir y que puso su solidaridad a prueba.
Se trata de Nicolás Morchio (@nicom_88), un usuario de la red social X (ex Twitter) quien detalló en dicha plataforma el hecho delictivo que le tocó atestiguar y por el que se vio involucrado a la fuerza. Es que Nicolás se disponía a ir al gimnasio, ubicado en calle Alpatacal de Ciudad cuando presenció el robo de una moto.
El relato del robo en Ciudad
Según lo detalló en X, Nicolás se estaba cambiando en el interior de su auto en la puerta del gimnasio. “Hoy me pasó algo muy loco. Me estaba cambiando en el auto para entrar al gym y veo que en la esquina doblan dos chicos sospechosos. Digo sospechosos porque iban mirando y relojeando para todos lados”, detalló en un hilo.
“Los pibes se cruzan de vereda y vienen hacia mí. El que llevaba la mochila, la agarra y empieza a buscar algo. En ese momento, me agarro un poco de miedo y dije ‘chau acá soy boleta’ porque no había nadie en la calle. Arranqué rápido el auto y me fui a dar una vuelta”, detalló y sumó: “No va que en la otra cuadra había un móvil policial hablando con unas personas. Me quede esperando a ver si se movían pero estaban ahí tomándole datos”.
“Luego de unos 3 minutos de estar parado con balizas decido volver donde había estacionado al principio, pensando que los muchachos se había ido y no pasaba nada. No va que estoy llegando y uno de los pibes estaba arriba de una moto, tratando de arrancarla con algún objeto que no logre visualizar. Me paré en la esquina, entonces decido ir en busca de los policías y rogaba que no se hayan ido”, sumó.
“Cuestión es que llego a la esquina y mientras les hacía señas a los policías, que no me veían, los chorros empujaban la moto para tratar de arrancarla. En eso me decido dejar el auto mal estacionado para advertir a los milicos y les digo todo nervioso ‘se están robando una moto, allá en la esquina’. El policía me mira, sale corriendo y saca su arma, al grito de ‘dónde están?’”, a lo que el chico respondió: “Allá en la esquina, esos dos que están en esa moto”.
Según el relato del testigo, uno de los uniformados salió corriendo y el otro se subió al móvil para iniciar la persecución. El chico siguió en su auto la secuencia y vio cómo los delincuentes arrancaron la moto e intentaron huir a toda prisa, sin embargo se ofreció llevar al uniformado que había salido corriendo. “Entonces el oficial se sube y me dice justo me acabo de sacar el chaleco antibalas´ y ahí manso miedo me dio”, remarcó.
La persecución, la trompada y la zapatilla perdida
En medio de la persecución el joven advirtió la moto tirada y uno de los delincuentes que corría a toda velocidad hacia su auto. “En ese momento le digo al policía ‘ese es uno de los chorros’, justo venía corriendo por el lado del acompañante. Entonces clavo los frenos y el milico abre la puerta rápido, se baja y le puso una trompada digna de película policial!”, relató sobre la detención en Agustín Álvarez y Paso de los Andes.
“Lo bajó de una y se le tiro encima! El pibe decía ‘yo no hice nada’. Aquí, en esta parte de la historia, pierdo una de mis amadas Vans, se ve que el oficial sale tan rápido que la arrastra a la calle y yo ni cuenta me di”, sumó. Tras esta secuencia, Nico volvió al gimnasio pero antes le avisó al vecino del local –el dueño de la moto- lo que había ocurrido.
Sin zapatilla, “son menores” y el agradecimiento de los policías
Nicolás regresó al lugar de la detención en busca de su zapatilla extraviada. En la escena del crimen todavía estaban los policías trabajando, cuando uno de los uniformados lo reconoció. “Gracias loco, sos un capo. Los agarramos pero son menores, así es que seguro los largan dentro de unas horas”, aseguró Nico que le dijo uno de los uniformados que intervino en el arresto.
Sin embargo, su zapatilla no apareció y la brinca fue más fuerte: “Empecé a putear como loco que son las zapas que uso todo el tiempo, entonces me decido ir de nuevo al lugar del hecho a ver si estaba tirada por ahí y nada”, describió y afirmó que también fue hasta la casa de la víctima, aunque tampoco obtuvo buenas noticias.
Sobre el final de la publicación se resignó a una síntesis de lo ocurrido: “Y ahora sí termina esta historia, una moto que no fue robada, un chorro con una piña hermosa, un accionar perfecto de la poli y yo sin una zapatilla jaja”.