Dura condena para el malargüino que intercambió con una vecina fotos de contenido sexual de sus hijos

El hombre fue condenado a 25 años de cárcel. En febrero, la mujer recibió 18 años. Fueron identificados porque ambos tenían tatuajes de la banda de rock Guns N’ Roses.

Dura condena para el malargüino que intercambió con una vecina fotos de contenido sexual de sus hijos
Los detenidos durante el procedimiento realizado por orden del fiscal Giaroli. 7 Gentileza Gendarmería Nacional.

La justicia sureña ordenó una dura condena para un hombre de Malargüe que junto una vecina distribuían y comercializaban imágenes de contenido sexual de sus propios hijos, a quienes abusaban mientras los filmaban.

Ayer, el juez Ariel Hernández homologó el acuerdo entre el fiscal Javier Giaroli y el abogado del acusado –un hombre de 43 años cuya identidad se mantiene en reserva para no identificar a los menores- y le impuso una pena de 25 años de cárcel, tal como habían convenido las partes.

De esta forma el caso se cerró, ya que en febrero pasado, la vecina también había sido condenada pero a 18 años de prisión por los mismos delitos: “abuso sexual con acceso carnal agravado, corrupción de menores agravada, producción y distribución de material de abuso sexual infantil agravada”.

Tatuajes delatores

La pareja fue detenida en abril de 2023. Vivían a dos cuadras de distancia pero se pasaban imágenes de contenido sexual a través de LINE, una aplicación de mensajería instantánea para teléfonos móviles, PC y Mac. En esas imágenes, los investigadores pudieron detectar a la pareja condenada por algunos tatuajes con los clásicos revólveres y flores que popularizó la banda de rock Guns N’ Roses, lo que permitió identificarlos tras una larga investigación.

Según la acusación, los acusados participaban de las grabaciones y que sus hijos eran las víctimas. El material audiovisual reveló que cada uno de los imputados abusaba de su propio hijo y que luego se intercambiaban el material, ya sea imágenes o videos, entre ellos. Esa material fue encontrado en teléfonos y computadoras que fueron secuestradas.

Meses antes, llegaron a la fiscalía sureña 13 reportes de alta prioridad de una organización no gubernamental de Estados Unidos advirtiendo que había intercambio de contenidos de abuso sexual infantil en Instagram y Google de reciente realización. A todos los relacionaba el mismo correo electrónico. En 2018 alguien había usado ese correo en una foto de Instagram y en 2022, alguien usó el correo para subir a la nube gran cantidad de material, a veces hasta de treinta archivos.

Inicialmente se conocía este correo, otros dos correos de verificación y un número de teléfono que había sido dado de baja en 2019, además de un IP, que al ser mapeado terminó que era de alguien de Malargüe.

En el material secuestrado se veían las personas –los dos adultos y las dos niñas, una de dos años y la otra de 9- pero no se sabían sus identidades. Entonces los investigadores analizaron los correos que contenían un apellido y algunas letras. Infirieron entonces que se podía llamar de cierta forma al combinar letras y apellido, algo así como –el apellido es ficticio- “J. E. Pérez”. Con ese dato comenzaron a buscar a la mujer a través de las redes sociales: aparecieron 144 coincidencias en Malargüe.

Empezaron a bajar esa cifra, buscando mujeres con niñas parecidas y se centraron en 15. Una de ellas no tenía mucha información, pero daba dato de su ex marido. En un perfil de Facebook de este hombre vieron una foto de una mujer con un lunar, el mismo lunar que se veía en el material secuestrado. Así dieron con el primer “match”: la identidad de la mujer, que tenía en algunas imágenes un tatuaje con la palabra “Patience” (“Paciencia”, el título de una canción de Guns N’ Roses).

Luego en TikTok detectó un video de la hija, con la misma ropa del material secuestrado por lo que se la identificó: segundo “match”.

Ahora había que encontrar al hombre que le había enviado material con imágenes de otra menor. La pista la dio una imagen subida a la nube, parte de un chat de LINE donde se veía un torso de hombre y un brazo donde se podía ver parte de un borroso tatuaje, el mismo que se veía en una de las imágenes secuestradas, en la que también se veía la cara del hombre y su hija.

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