El crimen ocurrido en el barrio porteño de Recoleta tiene más dudas que certezas debido a que todavía no se sabe la identidad de la víctima. El caso ha conmocionado a los vecinos de la calle Paraguay y Agüero.
En la madrugada de este jueves un hombre, de alrededor de 50 años, fue asesinado por la espalda en la puerta de un kiosco donde había varios testigos. A horas del caso, todavía no se dio a conocer la identidad de la víctima, ni tampoco el móvil del asesinato.
Luego de confirmaron el fallecimiento, su cuerpo fue trasladado hasta la morgue judicial donde se le realizó la autopsia y la toma de huellas digitales, pero sorprende que no tiene tatuajes ni marcas que puedan facilitar su reconocimiento.
Además, pese a que el video trascendió minutos después del caso y se observa con claridad la cara de la víctima, por el momento nadie se acercó a reconocerlo, informó la Agencia Noticias Argentinas.
Acerca de cómo avanza la investigación, continúan las pericias en el lugar, así como también el análisis de las cámaras de seguridad de los alrededores para saber hacia dónde se fugó el atacante, quien previo a huir le robó a la víctima su riñonera, elemento clave para las autoridades.
Con respecto al auto Volkswagen Suran gris que el homicida utilizó para ir hasta el lugar, y el cual dejó abandonado cuando huyó, ya fue secuestrado y es peritado para tratar de obtener huellas que permitan identificar al agresor.
Los investigadores creen que el vehículo en cuestión tiene una patente melliza, por lo que continúan observando de cerca los documentos y números de chasis para obtener mayor información.
La pista más firme hasta ahora es que se trataría de un ajuste de cuentas. Esta hipótesis toma fuerza por el accionar del caso. Se debe a que el atacante utilizó un silenciador, se habría puesto peluca, usaba anteojos y fue directo hacia la víctima sin mediar palabras.
Se suma, además, algo que mencionaron los testigos, que días antes del homicidio habían visto al auto dando vueltas por la zona y que horas antes del crimen el rodado ya estaba estacionado en la puerta del kiosco.