Dos mujeres, “Maru” y “Mica”, drogaron a un empresario en su departamento del barrio porteño de Recoleta y le robaron más de 70.000 dólares y otras pertenencias de gran valor. Si bien hizo la denuncia, todavía se sabe poco de las “viudas negras” de WhatsApp: apenas un registro de las cámaras de seguridad y sus fotos de perfil en el servicio de mensajería.
La víctima del delito, al que se lo conoce como G., de 50 años, es dueño de una importante firma gastronómica. Todo ocurrió a fines de mayo, cuando en una mañana el hombre despertó desnudo, mareado y sin recordar cómo había llegado a esa situación. Con el correr de los minutos empezaron a aparecer imágenes difusas en su mente: dos mujeres que no reconocía, una copa de champán y nada más.
Cuando hizo una revisión hogareña, encontró que uno de los armarios de su habitación estaba roto, que las cajas de sus relojes de 15.000 dólares -Rolex y Hublot- estaban vacías y que le faltaban 30.000 dólares en efectivo en un vestidor, otros 250.000 pesos en un armario, 3.000 dólares en su billetera, su iPhone 11 y las llaves del auto. Había sido el blanco de un ataque de “viudas negras” en uno de los barrios más caros de la Ciudad de Buenos Aires.
Según informó Infobae, el empresario gastronómico realizó la denuncia el 25 de mayo pasado, con una causa posterior a cargo del fiscal Edgardo Orfila. Hasta el momento, las mujeres no han sido citadas a declarar porque se esperar recabar más información para una imputación en la Justicia. Apenas se conocen las caras por las fotos de WhatsApp.
Una de las pruebas más importantes con las que cuenta la Justicia son las cámaras de seguridad de la puerta del edificio y de las calles cercanas, en las cuales se movieron las mujeres después del robo.
De acuerdo con el relato de la víctima al fiscal, “Mica” le habría dicho en abril que vivía en Villa del Parque junto a una amiga “Maru”, con quien pasaba la cuarentena. A la primera mujer, el empresario la citó en una sede de su empresa para arreglar los términos de la contratación de un catering para un evento a realizarse en enero de 2021, pero ella siempre se negó diciéndole como excusa la imposibilidad de cruzar de capital a provincia, ya que la empresa queda en La Tablada.
G. y “Mica” comenzaron a ganar confianza. Con el paso de los días, realizaron videollamadas. Pero recién ahora, tras el asalto, G. se dio cuenta que era una estrategia para seducirlo, según contó en la Justicia. “Permanentemente me invitaba a la casa, me decía que fuera a tomar algo que estaba sola con su amiga, pero siempre me negué por miedo, ya que no las conocía”, recordó el hombre.
Fue después de un mes de conversaciones virtuales que el empresario llamó a las dos mujeres a que asistieran a su departamento, en Recoleta, para terminar el acuerdo laboral. “No estaban vestidas provocativas ni nada. Tenían unas botas, jean y un suéter. Yo estaba tomando champán, pero ellas me pidieron que les sirviera gaseosa. Comenzamos a charlar normalmente. En un momento, mi empleado recibe un llamado de la esposa porque se había hecho tarde, yo me acerco a decirle que se fuera, que no había problema. Ahí les dimos los dos la espalda. Fue el gran error porque creo que fue cuando aprovecharon a ponerme la droga en la copa”, detalló la víctima.
Según los estudios de orina que le hicieron al día siguiente, G. fue drogado con una benzodiazepina común (clonazepam). ”Fue tanta la cantidad que me podrían haber matado si tenía algún problema cardíaco”, aseguró. Por eso, el abogado que lo representa, Andrés Rabinovich, ya pidió que la investigación sea calificada como un hurto en concurso real con tentativa de homicidio.
“Creo que una ex empleada mía tuvo algo que ver. Era la única que había tenido la oportunidad de ir en algún momento a mi casa. Ella conocía los lugares donde estaban las cosas caras. La eché de la empresa hace algunos meses y terminamos en muy malos términos”, añadió el empresario asaltado.