Mario Alejandro Díaz, de 21 años y domiciliado en el centro de la ciudad de Rivadavia, quedó detenido e imputado por el delito de homicidio culposo con dolo eventual, debido a que un testigo indicó que, el domingo a las 7.20 de la mañana, cuando atropelló y mató con su Chevrolet Corsa Classic a un motociclista, estaba desafiando a otro automovilista a correr una picada.
A raíz del impacto, Héctor Leonardo Gibbs, de 43 años, obrero rural domiciliado en Philipps y que viajaba en su moto Corven 110, murió instantáneamente y sus restos fueron inhumados en la mañana de este martes en un cementerio parque de Rivadavia, después de un multitudinario velatorio realizado en una cochería de ese departamento.
Hasta aquí los datos fríos, casi tanto como el parte policial que indica que “Leito”, como se lo nombraba al fallecido, fue declarado “óbito en el lugar por la doctora Veloz, Caterina, del interno 133 del Servicio de Emergencias Coordinado”. Quizás solo se puede sumar al informe que el lunes a la tarde, en la oficina fiscal de Junín que funciona en el mismo sitio que la Comisaría 19, se presentó espontáneamente el conductor de un auto, quien dijo que, en un semáforo de Junín, instantes antes de la tragedia, fue desafiado por el conductor del Corsa a correr una picada, testimonio que, sumado a que el joven tenía 0,63 g/l de alcohol en sangre, sirvió para establecer la figura penal, imputar a Díaz y dejarlo detenido.
El lugar del hecho
Era domingo, temprano. Casi no había nadie en la calle. El Chevrolet viajaba por Carril Retamo hacia el Este. “Leito” y su moto viajaban por el mismo carril, pero hacia el Oeste. En el auto, Díaz venía acompañado de dos amigos y una amiga, todos jóvenes como él y supuestamente venían de bailar. Leito se había levantado temprano e iba a jugar al fútbol en una de las canchas de un complejo ubicado en la avenida Busquet, también en Junín, ya que era parte del equipo de AFC (Amigos Fútbol Club), que a las 8 se tenía que enfrentar con un equipo de Villa Obrero, de Palmira.
El auto impacto a la moto justo en el cruce de Carril Retamo con calle Olivares. No se sabe cuál fue la mecánica, pero sí que el auto viajaba a gran velocidad y que, después del impacto, el Chevrolet y la moto salieron despedidos hacia el lateral norte del carril y quedaron en la banquina, junto al canal. Díaz y sus amigos quedaron lesionados y atrapados dentro, con lesiones pero sin riesgo de vida. El cuerpo de Leito, ya sin vida, quedó tendido junto a la moto, que comenzó a prenderse fuego.
Una vecina que vive en calle Olivares pasaba en ese momento por ahí, se detuvo y atinó a arrastrar un poco el cuerpo de Gibbs. “El fuego ya le estaba quemando una zapatilla”, contó después.
El motociclista traía consigo una mochila, con su ropa de futbol y la documentación de Leito, pero el impacto posiblemente hizo que cayera en el canal de riego, que en ese momento venía caudaloso, y fue arrastrada por el agua, situación que hizo que después se demorara la entrega del cuerpo a la familia.
A tres mañanas del accidente, en el lugar todavía se podían ver las huellas de la tragedia.
El dolor y homenaje de los amigos de “Leito”
“Tenemos que jugar el domingo, en el campeonato y vamos a hacerle un homenaje a Leito”, contó Sergio Gallineto Giménez, amigo y compañero de futbol en AFC.
“vamos a usar una camiseta especial y seguramente haremos algo antes y después del partido”, dijo.
Héctor Leonardo Gibbs era obrero rural, amante del futbol y muy querido en el pueblo de Philipps y su fallecimiento causó un gran dolor en la comunidad.
