Este miércoles por la mañana se reanudó el impactante juicio contra el ciudadano israelí Gil Pereg (40, y quien vive en Mendoza desde hace años) y donde un jurado popular intenta determinar la culpabilidad e imputabilidad de este hombre en el asesinato de su madre y su tía, ocurridos en enero de 2019. Y el médico que tuvo a su cargo la necropsia de Pyrhia Sarussi (madre del imputado) y de Lily Pereg (tía de Gilad) brindó detalles tenebrosos sobre este procedimiento.
“Nunca había visto lesiones de este tipo con hierros”, destacó el doctor Eduardo Berté en su declaración testimonial y ante el jurado popular de 12 personas que deberá dictaminar su veredicto el próximo miércoles. Más que la autoría del doble homicidio -prácticamente no quedan dudas de que el asesino es Gil Pereg-, lo que está en debate en este proceso es si el hombre es imputable o no.
La estrategia de la defensa del imputado es insistir en que no es plausible de ser condenado ya que al momento de asesinar a su madre y a su tía, Pereg no estaba con todas sus facultades aptas (han aportado una pericia de parte que busca confirmar esta idea). No obstante, para la fiscalía Pereg sabía lo que hacía cuando asesinó a las mujeres, cuyos cuerpos enterró posteriormente e intentó tapar con cemento. Incluso, sostienen que su autopercepción como “Hombre Gato” es algo fingido y exagerado y que comienza a maullar en público y a los gritos (como ocurrió este martes en la primera jornada) cuando sabe que está siendo observado y con toda la atención centrada sobre él.
Escabrosos detalles
En el inicio de la segunda jornada, Berté dio detalles del examen que le realizó a los cadáveres una vez que fueron hallados durante la tarde del 26 de enero en la caótica casa de Pereg ubicada frente al cementerio de Guaymallén. El médico destacó que las mujeres estaban enterradas a 80 centímetros de profundidad en el amplio patio y que los cuerpos evidenciaban un avanzado estado putrefacción.
Más allá de la fecha en que fueron encontrados, Berté destacó que llevaban entre 10 y 20 días muertas antes del momento de la necropsia. Es decir, se cree que Pyrhia y Lily habrían muerto el 12 de enero de 2019 (las mujeres estuvieron dos semanas desaparecidas antes del macabro hallazgo y fue el propio Gil Pereg quien denunció la desaparición de su madre y su tía ante la Justicia).
Berté confirmó los resultados de la autopsia, que evidenciaron Pyrhia Sarussi (mamá de Pereg) falleció a causa de una asfixia por ahorcamiento con soga, al tiempo que presentaba marcas en el cuello, marcas ocasionadas en su intento de defensa, moretones en la cadera y en el pecho, lo que demuestra que hubo lucha y un intento por defenderse. La tía del imputado, Lily Pereg, en tanto presentaba tres orificios de disparos de arma de fuego en la clavícula, en la región mamaria y en el cráneo, además de evidenciar que había sufrido un shock hipobolémico (se desangró). A diferencia de la otra víctima, no presentaba señales de haberse intentado defender.
En cuanto a las lesiones con los mencionados hierros de construcción, el especialista detalló que los cuerpos presentaban orificios anales, vaginales y en el cráneo. Para Berté, el asesino utilizó martillos.
46 armas a su nombre
Un integrante del Registro Nacional de Armas (Renar) identificado como Alejandro P. fue otro de los testigos que brindó su testimonio este miércoles por la mañana. En su declaración destacó que, en 2014, Pereg registró 46 armas a su nombre y se le practicaron los análisis psicofísicos. Además, Alejandro P. sostuvo que uno de los abogados de Pereg, Lautaro Brachetta, se presentó luego del impactante caso para transferir 20 de las armas de Pereg a su nombre, aunque este trámite no prosperó ya que el imputado estaba detenido y embargado.
“¡No, no!”: las últimas palabras de las víctimas
Un hombre y su hijo, propietarios de un taller mecánico de las inmediaciones de la casa de Pereg, también declararon. El más joven de ellos destacó que el sábado 12 de enero de 2019 por la mañana se encontraban trabajando cuando, en un momento, hicieron una pausa para preparar un café. Fue allí cuando oyeron a una mujer gritando “¡No, no!”, mientras que acto seguido escucharon tres potentes disparos.
El taller de estos hombres se encuentra a solo 20 metros del lugar donde fueron encontrados enterrados los cuerpos de las mujeres. El mismo testigo que reconstruyó este episodio relató, además, que tras oír las detonaciones salió a la calle, pero no vio nada y creyó que se trataba de petardos. Incluso, dijo que se subió a una medianera para ver si encontraba algo irregular en la casa de Gil Pereg, aunque solo vio “una puerta cerrada”.
Por su parte, el padre de este hombre sostuvo que en una oportunidad tuvieron problemas con el ciudadano israelí -que estaba radicado en Mendoza- y fue porque disparó un arma de fuego dentro de su casa. En ese momento, se explayó el hombre, lo denunciaron, pero la causa no avanzó.
Además, padre e hijo aclararon de forma contundente que nunca sintieron a Gil Pereg maullar ni actuar de forma extraña sino que aparentaba ser una persona normal.