La tecnología avanza a pasos agigantados y quienes no van creciendo con ella quedan sumamente vulnerables a ser blanco de una estafa virtual, pues el famoso “cuento del tío” parece haber mutado gracias a que los denominados ciberdelincuentes estudian todo un plan estratégico para lograr quitarles a las víctimas sus ahorros, sobre todo en las cuentas del banco.
Según un informe publicado por el Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (Ocedic), las denuncias por estafas digitales se incrementaron casi 200% en el primer trimestre del año, comparado con el mismo período de 2021 y en Argentina se registran 4.800 fraudes mensuales, en promedio, a través de distintas modalidades como llamadas, Whatsapp, phishing o usurpación de identidad.
A pesar de que uno piensa que eso no le va a pasar, todos podemos ser víctimas de estas estafas 3.0 a través de cualquier método. Tanto así, que en Mendoza se registran aproximadamente 20 denuncias diarias asociadas a diversos delitos de estafa virtual, según destallaron desde el Ministerio Público Fiscal.
Estafas 3.0
Hace años las personas dejaron de guardar los ahorros en sus casas por miedo a ser víctimas de ladrones. Ahora las cuentas bancarias son el nuevo blanco de robos, pero con un estilo digitalizado de guante blanco.
Días atrás, varios clientes se presentaron en la sucursal de un banco ubicado en Las Heras con el mismo reclamo: habían sido víctimas de una estafa virtual. Más de 20 personas se hicieron presentes allí con la desesperada necesidad de que les recuperaran sus cuentas vaciadas.
“Me llamó un supuesto operario del banco donde tengo cuenta y me pidió si le podía dictar el número de verificación que me acababa de llegar al celular en un SMS. Le pregunté qué estaba pasando y me dijo que mi esposa (con nombre y apellido) estaba intentando generar una transacción en la sucursal, pero había olvidado la clave. Entonces con la ‘seguridad en dos pasos’ ella podría restablecer la misma para que no se le bloqueara la cuenta”, comenzó su relato Juan, quien fue víctima de este delito, en diálogo con Los Andes.
“Realmente pensé que era el banco porque el que me hablaba me nombró todos los datos de la cuenta. Les pasé el código y les corté”, agregó.
Sin embargo, algo quedó rondando en la cabeza de este trabajador, que rápidamente se fue a la sucursal bancaria a verificar lo que había ocurrido. Su esposa nunca había ido al banco a intentar cambiar la clave y sus cajas de ahorros, tanto en pesos como en dólares, estaban ambas vacías. Juan acababa de ser víctima de un ciberdelito conocido con la modalidad de “phishing”.
Cuando los ciberdelincuentes logran que las personas accedan a ese tipo de procesos, como la verificación en dos pasos, lo que hacen en realidad es clonar alguna de las redes sociales de las víctimas. De ese modo cosechan datos precisos que después les pueden servir para el discurso persuasivo que ejercen sobre la persona que precisan estafar, como el nombre y apellido de su pareja o quiénes son los amigos más frecuentes, según explicaron fuentes a este diario desde la División Delitos Económicos de la Policía mendocina.
Con la tecnología en la mano, muchas personas perdieron la costumbre de llevar consigo papel y lapicera, lo que da lugar a que muchos datos importantes, como las claves de la tarjeta, se terminen anotando en algunos chats de WhatsApp de confianza. Y los atacantes virtuales logran obtener esos datos en cuestión de minutos.
Ante las estafas bancarias, la pesquisa muchas veces puede verse obstaculizada debido a que los bancos no entregan los datos del titular que recibió el pago, ya que ellos lo derivan al área interna de Fraudes. Por lo que en varias ocasiones se debe llegar a instancias en las que interviene la Justicia a través de allanamientos.
Las más usadas en Mendoza
Sin embargo, en la provincia las estafas bancarias no son las más frecuentes. En el podio de las estafas virtuales locales se encuentran las páginas web clonadas. Por ejemplo, el delincuente crea un sitio web idéntico al de una marca reconocida y pone a la venta los mismos productos, sólo cambia los números telefónicos y le sugiere al cliente dejar “una seña”, antes de enviarle el producto. La víctima gira el pago y luego el estafador lo bloquea.
La segunda en la lista es con el mismo método, pero con las reservas de cabañas en los lugares más turísticos de Mendoza. Y en el tercer puesto de los timos más frecuentes está la venta de ropa al por mayor a través de las redes.
Pero, según detallaron los investigadores, el sitio Marketplace, de Facebook, es el epicentro del engaño. “La mayoría de las estafas vienen por ahí o por Instagram”, remarcaron. Al ser una manera tan informal de compra y venta, muchos victimarios le hacen creer a los usuarios que les llevarán el producto hasta el lugar previamente acordado y cuando llegan los asaltan.
No obstante, hay otro “cuento del tío” que es al revés. Los ciberdelincuentes se hacen pasar por potenciales clientes interesados en comprar un producto e inician un chat con el vendedor. “Pasame tu CBU así lo tengo a mano y mañana a primera hora te hago el giro antes de ir a buscarlo”, suelen decirles a las víctimas.
Cuando llegan al punto de encuentro o al negocio en cuestión, se presentan con el comprobante de la transferencia, ya sea en papel o la captura de pantalla, y distraen al vendedor haciéndole creer que están apurados y se tienen que ir. En su inocencia, la víctima lo mira muy rápido y confía. Pero se trata de anzuelos perfectamente falsificados. Cuando el estafado se da cuenta ya es tarde: el producto no está y la plata tampoco.
Cómo saber si la página es la oficial
Una forma de percatarse de que el link redirige hacia la página oficial de alguna firma reconocida es el ícono de un candado, que aparece en la pestaña nueva. El mismo aparece en el margen superior izquierdo, justo al lado del enlace. Lo mismo ocurre con los sitios web de los bancos o de las entidades gubernamentales.