Eduardo Ibáñez (44) fue hallado sin vida en el patio de su casa en Guaymallén, el pasado sábado al mediodía. Yacía en el suelo, con el rostro ensangrentado y visibles puñaladas. Ahora, con la liberación de la única mujer que había sido detenida como principal sospechosa, la pesquisa se redireccionó hacia el entorno de la víctima, pero hasta el momento la fiscalía no tiene sospechosos por el crimen.
Alrededor de las 13 del pasado 16 de abril, una escena de terror fue la protagonista en una vivienda ubicada en la calle Fray Justo Santa María de Oro al 700, en el distrito San José, cuando una joven de 23 años pasó a saludar a Ibáñez y se encontró con el escalofriante crimen.
La mujer ingresó a la casa y, tras no hallar al hombre, se dirigió al patio. Allí lo encontró tendido en el suelo boca arriba, vestido y con la cara bañada en sangre, a tal punto que no se podía visualizar sus facciones. La joven, conocida como “Yeni”, salió corriendo a la casa de un vecino de la víctima en busca de ayuda.
El hombre llamó al 911 y cuando llegaron los médicos del Servicio de Emergencias Coordinado no quisieron ni siquiera tocar el cuerpo, ya que a simple vista se reflejaba que había sido un asesinato a sangre fría, por lo que el caso quedó en manos del fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello.
A partir de ese momento comenzó una ardua tarea de investigación, que comenzó por entrevistar a los vecinos, quienes describieron la casa del fallecido como un “aguantadero” en el que se reunían distintas personas para consumir, ya sea alcohol o estupefacientes.
En un primer momento, el fiscal Pirrello ordenó la detención de “Yeni” debido a que fue señalada por varios vecinos como una conocida de la víctima que frecuentaba el lugar. Sin embargo, tras 48 horas aprehendida fue liberada porque, gracias a otros testimonios, se pudo reconstruir que ella fue quien encontró el cuerpo y que en las horas previas estaba en otra zona.
Con la única sospechosa en libertad, la investigación se redireccionó al entorno de Ibáñez, el cual continúa siendo un enorme enjambre de pistas debido a que el hombre mantenía continuas reuniones con diferentes grupos. Esto sumado a la mala relación que mantenía con su familia. Sin ir más lejos, llevaba 15 días sin hablar con su madre.
Al momento de analizar la escena del crimen, los sabuesos se encontraron con una vivienda fuera de lo común, en la que se reflejaba la vida desordenada que llevaba Ibáñez, un hombre con antecedentes de robos, entre drogas y alcohol, con un ambiente lleno de botellas de vino y bolsas de pegamento, en la que encontró la muerte.
A pesar de que la víctima presentaba varios cortes y hematomas, la fiscalía deberá esperar los adelantos de la necropsia para determinar detalles más finos sobre la causa de muerte.