Crimen del sodero de Tunuyán: ayer se dictó perpetua para el acusado; hoy, 15 años para su pareja

Marcia Franco fue condenada por homicidio en ocasión de robo, por la muerte de José Antonio Riera (64) en 2019. Juan Carlos Reveco recibió la pena máxima de parte de un jurado popular.

Crimen del sodero de Tunuyán: ayer se dictó perpetua para el acusado; hoy, 15 años para su pareja
Marcia Franco (izquierda), fue condenada hoy luego de ser declarada culpable por un juicio por jurado.

La justicia condenó a Marcia Franco (34) a 15 años de cárcel, luego de que un jurado popular la encontrara responsable de la muerte del sodero del Tunuyán José Antonio Riera (64).

De esta forma, la pena de la mujer se suma a la perpetua que ayer recayó sobre su novio, Juan Carlos Reveco (41), quien fue encontrado culpable de la muerte de sodero y de haberle robado luego algunos de sus bienes.

Reveco y Franco fueron encontrados culpables según determinó un jurado popular. Pero, siguiendo la acusación de Francisco Javier Pascua, jefe de la Fiscalía del Valle de Uco, el tribunal popular estableció que el hombre debía ser condenado por homicidio criminis causa, por lo que el juez Marcelo Gutiérrez del Barrio estableció ayer la única pena posible: prisión perpetua.

En cambio el jurado entendió que la mujer debía responder por el delito de homicidio en ocasión de robo, porque habría planeado el robo pero no participó del asesinato. De esta forma, hoy, en una “audiencia de cesura”, el magistrado la condenó a 15 años de cárcel.

Previo a esto, en los alegatos de este jueves la fiscalía y la querella habían solicitado 23 años, mientras que la defensa consideró que tenía que recibir la mínima del delito, 10 años.

Lo asesinaron para robarle

La pareja fue detenida el 29 de enero de 2019, horas después del hallazgo del cuerpo. El cadáver de Riera fue encontrado a las 11 de aquel día en una finca ubicada sobre el kilómetro 78 de la ruta 40, a pocos metros de su domicilio. Presentaba hematomas y heridas punzo-cortantes en el rostro. Esas lesiones le provocaron la muerte.

El cuerpo estaba cubierto con chalas de ajo, yuyos y piedras en un taller mecánico abandonado, cerca de donde vivía Riera y distante a dos kilómetros de donde habitan los imputados.

La camioneta del fallecido, una Peugeot 504, fue parte del botín de los delincuentes, como así también un celular y una motosierra. El vehículo fue el primer indicio del trágico final ya que, en plena búsqueda del hombre, los efectivos dieron con el rodado abandonado y con manchas de sangre en su interior.

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