Otro de los implicados en el crimen del cabo Eduardo Correa (42), quien falleció el 1 de septiembre del 2008 tras ser baleado en el golpe al camión blindado en la universidad Maza, fue condenado este miércoles aunque “zafó” de la perpetua. La sentencia fue de 15 años de prisión.
El jurado popular, conformado por 12 ciudadanos, encontró a Víctor Miguel García (54) culpable del delito de homicidio criminis causa en concurso ideal con homicidio agravado por ser la víctima un funcionario policial y por el uso del arma de fuego, en concurso real con robo agravado por el uso de arma de fuego y por ser en poblado y en banda, en grado de tentativa, pero en calidad de partícipe secundario. De esta manera, el imputado “eludió” la pena máxima que era la única posible para la calificación que tenía por estar señalado como coautor.
Tras el veredicto las partes volvieron a alegar, para solicitar el monto de la condena en base a la nueva carátula. El jefe de la Fiscalía de Homicidios, Fernando Guzzo, pidió 15 años, el máximo del delito, mientras que el abogado defensor Mariano Servente fue por el mínimo, 10 años.
La jueza a cargo de debate, Nancy Lecek, se inclinó por lo expresado por los acusadores y dictó una sentencia por 15 años para García.
El caso hace años ya tuvo a dos hombres que sí recibieron perpetua. Se trata del ex policía Víctor Vargas y de Darío Cantos, juzgados en 2011.
Estos dos delincuentes al igual que García quedaron en manos de la Justicia tras los primeros días de investigación, aunque luego correrían distinta suerte. A Vargas y a Cantos les dictaron la prisión preventiva y quedaron presos hasta el debate, en cambio su cómplice fue liberado y luego estuvo prófugo 12 años.
La detención de García tuvo ida y vueltas y llegó hasta la Suprema Corte de Justicia, que ordenó que debía estar en el penal. Sin embargo, cuando lo fueron a arrestar ya no lo encontraron.
Se mantuvo en la clandestinidad hasta diciembre de 2020, cuando finalmente lo capturaron y lo pusieron a disposición de la nueva fiscal del caso, la doctora Claudia Ríos. Desde entonces la pesquisa en su contra fue muy rápido gracias a las pruebas que tenían los investigadores, entre ellas, la ubicación de su celular a través de las antenas y que lo puso en una zona aproximada a la escena del crimen esa noche, los llamados con los otros miembros de la banda en los días previos, e incluso minutos después de la balacera con un teléfono que sonaba en el lugar del homicidio y, por último, partes de la camioneta usada en el atraco que fueron encontradas en la casa de su ex pareja.
Robo frustrado, tiroteo y muerte
Alrededor de las 20 del 1 de septiembre del 2008, la víctima fatal y una uniformada identificada como Natalia Cortés custodiaban un blindado que iba a retirar el dinero depositado en el banco ubicado en la Universidad Juan Agustín Maza, en calle Bombal de Guaymallén. En un momento los efectivos observaron la llegada repentina de varios vehículos.
De una Toyota Hilux, de un Fiat Palio y de dos Peugeot -un 504 y un 206- bajaron los sujetos que tenían como objetivo el camión de caudales. Los policías advirtieron la maniobra y abrieron fuego contra los delincuentes, sin embargo, ambos uniformados terminaron heridos.
A Correa le acertaron 10 balazos en el cuerpo, mientras que a su compañera le impactaron dos tiros. El hombre murió en el acto y la vida de la mujer no corrió peligro. Uno de los malvivientes-Cantos- fue lesionado en un hombro y al presentarse en el hospital Central quedó detenido como sospechoso.