Crimen del carpintero en Guaymallén: “Se pusieron de acuerdo para ir a robar y como no pudieron, decidieron matar”

Se realizaron los alegatos de apertura por el homicidio de Juan Carlos Moya (62), ultimado en un asalto en su casa en noviembre del 2017.

Crimen del carpintero en Guaymallén: “Se pusieron de acuerdo para ir a robar y como no pudieron, decidieron matar”
El ingreso a la casa de Moya, luego de que lo asesinaran para robarle. Ignacio Blanco/Los Andes

Comenzó este lunes, en la modalidad juicio por jurado, el debate por el asesinato del carpintero Juan Carlos Moya (62), baleado en su casa de Villa Nueva, Guaymallén, el 4 de noviembre del 2017 durante un asalto.

Los acusados son Diego Vildoza (44), Francisco Agüero (50) y Lucas Villanueva (40), imputados por homicidio criminis causa junto a Miguel Ángel Donoso, un sospechoso que se encuentra prófugo. Los detenidos arriesgan perpetua y están ante su última chance de desligarse.

Los fiscales Gustavo Pirrello y Fernando Guzzo fueron quienes realizaron los primeros alegatos de apertura. “Los tres se pusieron de acuerdo para ir a robar y como no pudieron, decidieron matar a la víctima, el señor Moya, un carpintero de barrio”, sostuvo Guzzo, jefe de la Fiscalía de Homicidios.

Mientras que Pirrello, instructor del  caso, afirmó que los sindicados hablaron por teléfono antes de ir a la casa de la víctima a robarle un dinero que había cobrado ($20.000) y la camioneta, y llegaron a bordo de un Ford Fiesta conducido por Vildoza.

Tras el primer alegato llegó el turno de la querellante oficial, Jimena Villanueva, en representación de la familia de Moya. La letrada compartió en su totalidad la hipótesis de la fiscalía y se refirió a la víctima como un hombre muy trabajador, excelente profesional y querido por sus vecinos. 

Por su parte, los abogados defensores adelantaron que probarán la inocencia de los tres mediante diferentes caminos. Incluso Agüero, señalado como autor material ya que encontraron una huella suya en el cargador de la pistola 9 milímetros con la que ejecutaron a Moya.

Respecto a esto, la doctora  Glenda Wagnest estableció una coartada sobre cómo llegó el cargador a manos del acusado. Explicó que él se lo sacó a su sobrino policía, ya que éste había protagonizado episodios de violencia y tenía consumo problemático de estupefacientes.

“Le quitó el cargador y 20 balas para evitar una tragedia. Lo agarró y lo dejó arriba de la heladera en su casa”, remarcó la abogada, quien agregó que la descripción física que se hacen los testigos presenciales del crimen-la esposa del carpintero y su hijo-con respecto al autor material, no coinciden con el la fisonomía de Agüero. 

En el caso de Vildoza, cuyo ADN se halló en el auto en que habría escapado la banda, su defensa sostuvo que, ante todo, está probado que este sospechoso no participó del asesinato porque la propia fiscalía lo pone afuera de la vivienda del fallecido.

“Hay dos hipótesis: el acuerdo para robar y el acuerdo para matar. Sobre esto último Vildoza no interviene, ya que para la fiscalía él estuvo afuera, no ingresó a lo del carpintero. No se va a acreditar que estuvo presente en el lugar del hecho de sangre”, apuntó el abogado Pablo Cazabán.

En el banquillo. Vildoza (izquierda), Villanueva (centro) y Agüero. /Gentileza Poder Judicial.
En el banquillo. Vildoza (izquierda), Villanueva (centro) y Agüero. /Gentileza Poder Judicial.

Los alegatos de apertura culminaron con la exposición de Guillermo Nievas, el representante de Villanueva. El defensor detalló que si bien existió una llamada previa entre los imputados, no hay ningún otro tipo de prueba que comprometa a su cliente. El juicio sigue este martes y terminaría el viernes.

El crimen del carpintero

En la tarde del 4 noviembre de 2017, en su casa de calle Gutenberg de Villa Nueva, un grupo de delincuentes llegó hasta la vivienda del carpintero con el dato de que el hombre recientemente había cobrado un trabajo por $20.000.

Los ladrones ingresaron a la propiedad haciéndose pasar por clientes que iban por una consulta y fueron recibidos por el hijo del señor.

Moya se levantó de su siesta para atenderlos y allí se encontró con que estaban armados y le exigían dinero. Se resistió al atraco y se defendió con un machete, recibiendo un disparo en el pecho y otro en una pierna; instantes después, murió.

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