La fiscalía de Homicidios solicitó al tribunal popular que los tres imputados por el asesinato de Juan Carlos Moya (62) –el carpintero baleado en su casa de Villa Nueva en noviembre del 2017 durante un intento de asalto- sean considerados culpables de homicidio criminis causa, delito que tiene pena de prisión perpetua.
“Hay cosas que no se pueden discutir porque Juan Carlos Moya está muerto como consecuencia de un delito: fue ejecutado a menos de 75 centímetros por un arma calibre 9 milímetros”, dijo esta mañana el fiscal Fernando Guzzo en el juicio por jurado que comenzó el lunes.
Luego explicó que los tres imputados sabían que habían cobrado un trabajo, luego admitieron las llamadas que hicieron previamente y las antenas los colocan en la zona. Los testigos ven el auto en que se escapan. Hay una huella en el cargador.
Luego consideró que la coartada planteada por los imputados –la compra de un auto que no se sabe cuál es- es inexistentes y que las declaraciones indagatorias no son coincidentes y se fueron “arreglando” a medida que la causa avanzaba.
Para el fiscal de los tres imputados- Diego Vildoza (44), Francisco Agüero (49) y Lucas Villanueva (40) son coautores –trabajaron en común- por los delitos de homicidio criminis causa y tentativa de robo. “Llevaban guantes, tenían dos armas, tenían planeada la huida, descartan el auto al que le cambian la patente pero no las huellas: era el mismo auto. Ellos iban a robar y en ese ir a robar estaban dispuestos a matar”, afirmó Guzzo.
“Teniendo en cuenta la prueba es que vamos a solicitar un veredicto de culpabilidad. Todos cumplieron con un aporte fundamental: Villanueva aportó el dato; Vildoza manejó el auto Agüero y Toledo (prófugo) son los que ingresan. Todos tenían la misma finalidad. Todos debieron representarse la finalidad del resultado muerte. Corresponde que todos sean condenados por el mismo delito”, sostuvo el fiscal Gustavo Pirrello.
Ahora es el turno de los abogados de la querella y luego los defensores
El caso
En la tarde del 4 noviembre de 2017, en su casa de calle Gutenberg de Villa Nueva, un grupo de delincuentes llegó hasta la vivienda del carpintero con el dato de que el hombre recientemente había cobrado un trabajo por $20.000.
Los ladrones ingresaron a la propiedad haciéndose pasar por clientes que iban por una consulta y fueron recibidos por el hijo del señor.
Moya se levantó de su siesta para atenderlos y allí se encontró con que estaban armados y le exigían dinero. Se resistió al atraco y se defendió con un machete, recibiendo un disparo en el pecho y otro en una pierna; instantes después, murió.