Un preso que cumplía una condena de reclusión perpetua por el asesinato de un comisario en San Luis volvió a ser detenido en medio de una salida transitoria. En esta ocasión, fue sorprendido con drogas en su poder, informó Noticias Argentinas.
Se trata de Jonathan Vogel, quien recibió la pena máxima en 2003 por homicidio en ocasión de robo, pero contaba con permisos de salida otorgados por la Justicia para poder trabajar. En esta oportunidad, había salido “bajo palabra de honor” por 36 horas y fue nuevamente detenido por la posesión de estupefacientes.
El hecho ocurrió este domingo, cuando el hombre de 42 años fue interceptado en las cercanías de la terminal de San Luis mientras viajaba en un Volkswagen Gol junto a otro sujeto, ambos con distintas cantidades de cocaína y marihuana. Luego de la verificación de las autoridades, se llevó a cabo un gran operativo donde las autoridades realizaron cinco allanamientos. Allí, se secuestraron drogas valuadas en más de $10 millones.
Vogel ya tenía antecedentes en la violación a la Ley N° 23.737 de Estupefacientes, además del asesinato del comisario mayor Máximo Aníbal Sosa y las dos ocasiones en que evadió a la Justicia. Pese a eso, estaba enmarcado en el beneficio de semilibertad y gozaba de salidas laborales de lunes a viernes.
Según informó El Chorrilero, el juzgado de Ejecución Penal se pronunció sobre las salidas transitorias. A cargo de María Itatí Zudaire Carricaburu, el organismo emitió un comunicado oficial donde explicaron los motivos del por qué el condenado tenía dicha libertad.
“La ejecución de la pena privativa de la libertad, se encuentra normada en la Ley N° 24.660, cuya finalidad es lograr que el condenado adquiera la capacidad de respetar la norma y comprender la ley, así como también la gravedad de sus actos y de la sanción impuesta, procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad”, indicaron.
Detalles del homicidio y su posterior condena
El 31 de diciembre de 2001, Vogel junto a otro joven ingresaron a robar armados en un comercio. Un vecino del lugar, el comisario Sosa fue advertido sobre la situación e intentó frenar el ilícito. En medio de un tiroteo recibió un disparo en el pecho y murió horas más tarde.
Ya en enero de 2002, quedó detenido por este hecho y en julio del año siguiente fue condenado a reclusión perpetua por los delitos de robo calificado por el uso de arma de fuego en concurso real con homicidio.