Con Gil Pereg internado el el hospital psiquiátrico El Sauce la semana próxima se realizará una audiencia en la que se podría definir si el israelí es sometido a un juicio por jurado o bien este debate se suspende.
Es que el próximo miércoles se realizará, vía Skype, la audiencia de apelación a la elevación a juicio que podría ser definitoria.
En diciembre pasado, la fiscal de Homicidios Claudia Ríos elevó la causa a juicio, dando por terminada la investigación por los asesinatos de Pyrhia Sarusi (63) y tía Lily Pereg (54), madre y tía, respectivamente, del imputado.
Los abogados defensores Maximiliano Legrand, Lautaro Brachetta y Marcos Segovia se opusieron a la medida y el juez Sebastián Sarmiento, le dio la razón a la Fiscalía de Homicidios.
Pero los defensores apelaron y por eso, el próximo miércoles será el juez Eduardo Martearena quien defina la situación.
El espectro de posibilidades es el siguiente: el juez podría elevar la causa a juicio o bien no hacerlo. En este último supuesto, podría inclinarse por declarar inimputable a Pereg y ordenar la suspensión del proceso.
Por otra parte, el viernes pasado las autoridades del penal de San Felipe trasladaron al israelí hasta el pabellón judicial del hospital psiquiátrico El Sauce.
La orden fue impartida desde la Fiscalía de Homicidios luego de conocerse una nueva evaluación de un equipo interdisciplinario.
El diagnóstico a que arribaron los especialista no fue nada novedoso: “síndrome psicótico en estudio” y “síndrome obsesivo compulsivo”.
Habrá que ver si los psiquiatras de El Sauce que por estos días lo tienen bajo su cuidado, emiten un nuevo diagnóstico y, si esto pasa, como puede impactar en la causa.
Es que, tras un año y medio de investigación, los diagnósticos que se han realizado sobre la psiquis de imputado son muchos, no definitivos y con resultados dispares, aunque ninguno lo ha definido como un persona sana.
Las hermanas israelíes fueron halladas sin vida el 26 de enero del año pasado en el predio que habitaba el acusado, en calle Roca al 6000 de Guaymallén. Los cadáveres estaban enterrados en una habitación casi oculta en el fondo del predio, atravesados por hierros.