Cómo se rearma la Policía de Mendoza tras sus primeras bajas por el Covid-19

Desde el 9 de julio, ocho efectivos han contraído la enfermedad, lo que supone recargar guardias para las tareas de prevención y control.

Cómo se rearma la Policía de Mendoza tras sus primeras bajas por el Covid-19
Por su función, los uniformados tienen un alto riesgo de contraer el virus. Luego se expande entre compañeros. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

En la primera línea de batalla contra la pandemia también están los efectivos policiales, noticia en los últimos días al confirmarse los primeros contagios de Covid-19 en la fuerza de seguridad provincial. Hay al menos 8 infectados, unos 60 uniformados aislados preventivamente y personal recargado para contener el delito y garantizar el distanciamiento social.

“Estamos preocupados, pero seguimos en la lucha, como corresponde”, aseguró Roberto Munives, el director general de la Policía de Mendoza, en el comienzo de la charla con Los Andes.

Al hombre se lo nota serio y ocupado. Claro, en medio de un fin de semana clave tras el brote de contagios y con el Día del Amigo como foco “peligroso”, sabe que a sus dirigidos tendrá que pedirles un poco más y que el rol fundamental que siempre cumplieron hoy se mira con el doble de atención. “Desde que empezó la pandemia el 20 de marzo, tenemos a un 60% del personal recargado. Por eso quiero ponderar una vez más el trabajo que hacen los policías”, resaltó Munives.

Y es que, como toda actividad en los últimos meses, la seguridad también se vio resentida frente al coronavirus al tener que poner a resguardo a varios de sus “elementos” por pertenecer al grupo de riesgo. Unos 400 efectivos debieron tomar licencia y hoy no prestan servicios; entre ellos embarazadas, hipertensos y otros inmunodeprimidos.

“Nos reorganizamos ante este escenario para seguir brindando las mismas respuestas. Se redujeron las tareas administrativas y pusimos más gente en la calle. El trabajo operativo, el de patrullajes y controles, actualmente es muy importante”, añadió el jefe policial máximo.

Es que ahora el desafío es triple: prevención, ir detrás de los ladrones, homicidas y abusadores, y la nueva función de garantizar el distanciamiento social. Respecto a esto último, se trabaja sobre las restricciones de circulación y las reuniones ilegales.

El balance es positivo, ya que la Fuerza durante la pandemia aprehendió a muchísimas personas que conformaron el número aproximado de 7.000 imputados por violación del aislamiento.

En el otro frente, también hay conformismo. “Tenemos muchos menos delitos. En los primeros 40 días de cuarentena se registró una baja histórica; hoy ya estamos en los niveles de febrero, pero con una disminución del 40% en relación al año pasado en robos agravados y sustracción de automotores”, resumió Munives.

A este contexto, a la Policía le vino como anillo al dedo la incorporación en junio de 200 uniformados recién recibidos.

Cómo entró el Covid-19 en la Fuerza

El invicto de no infección en la Policía se rompió hace 10 días, cuando se conoció el primer caso. Se trata de un agente de Policía Vial que quedó internado en Tunuyán el 9 de julio. Sospechan que contrajo el virus por sus tareas en Alta Montaña y en el control de los transportistas, en muchas oportunidades transmisores de la enfermedad por el país desde donde provienen.

Este primer paciente sería el contacto de uno de los últimos positivos, un efectivo que se desempeña en la playa de secuestros San Agustín.

El foco más importante se dio en Maipú, con la mujer policía de la comisaría 61 de Fray Luis Beltrán que inició la cadena. Ella contagió a dos compañeros de la seccional y creen que, a partir de ellos, se dieron los casos de otros dos uniformados de San Roque, que trabajan en la subcomisaría Lara.

Entre estas dos bases policiales maipucinas hay apenas 5 kilómetros de distancia y muchas veces sus integrantes comparten operativos.

Por último, este viernes se conoció un nuevo positivo. Se trata de un uniformado que también trabaja en Maipú y es oriundo de La Dormida, Santa Rosa; se convirtió en el primer paciente de ese departamento del Este.

Claro que estas no son las únicas bajas, ya que por protocolo hay que aislar a todos los contactos estrechos de estos uniformados. Hay alrededor de 60 efectivos en cuarentena preventiva que, por 14 días, no estarán en funciones, aunque esto “no resiente el servicio de seguridad”, aclararon desde el ministerio.

Sin embargo, la operatividad también se vio complicada porque las dos dependencias maipucinas fueron cerradas provisoriamente y San Agustín estuvo con actividad reducida.

“Los policías, lógicamente, tienen la preocupación de contagiarse como todos los ciudadanos, pero están comprometidos en su labor y salen a combatir el delito como siempre”, explicó Munives. Resaltan también que todas las comisarías son desinfectadas tres veces por semana.

“Por supuesto que todos están con sus tapabocas, máscaras e insumos para higienizarse. Además, tenemos el Área de Asistencia al Policía para llevar todos los registros vinculados a la pandemia”, cerró.

Operativo por el Día del Amigo

Tal como adelantó el ministro de Seguridad Raúl Levrino el jueves, la seguidilla de días para festejar con amigos es custodiada por 2.500 policías que de forma permanente están en las calles. Esto lo hacen con guardias y rotaciones del recurso humano.

Por otra parte, hay 250 puestos de controles fijos y móviles para monitorear la circulación. Para los que infrinjan las leyes, hay imputaciones judiciales y arrestos efectivos de hasta 30 días por el flamante artículo del Código Contravencional.

“Posiblemente estamos en el momento más complejo de la enfermedad. Yo creo que, si queremos a nuestros amigos, debemos cuidarlos y por qué no, postergar el festejo para más adelante”, cerró el comisario general.

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