“Todo comenzó en la casa de mi abuela, en la Cuarta Sección de Ciudad... Quiero contar que mi papá empezó a tocarme cosas que yo no quería, me hacía sentir mal. Un día estaba jugando con él; él me decía que le sacara las canas y ahí me empezó a tocar entre medio de las piernas. Después de eso me daba una moneda y me dijo que no dijera nada”.
La confesión es parte del diario personal que C. O. -hoy de 46 años- escribió a instancia de sus psicólogos, en un cuaderno que vio la luz en 2020 y en el que se relata en primera persona parte de los brutales abusos que padeció a manos de Armando Lucero, el depredador sexual que se hizo conocido como “El Chacal de la Cuarta”, el mismo que abusó de una de sus hijas durante 29 años, desde 1980 a 2009. El mismo que tuvo con su víctima 7 hijos.
Lucero fue detenido en 2009 y algún cronista de policiales lo bautizó “El Chacal de la Cuarta”, haciendo referencia Josef Fritzl, conocido como “El Chacal de Austria”, un arquitecto que mantuvo en el sótano de su casa durante 24 años a su propia hija, con la que también tuvo 7 hijos.
El chacal, según Wikipedia, es pariente de canes y coyotes. Un predador omnívoro que caza pequeños mamíferos, aves y reptiles; carroñero, si es necesario. El “Chacal de la Cuarta” fue definido como “un psicópata, perverso, seductor, con tendencia a la pedofilia”.
Sin que figure en ningún manual de estilo periodístico, “chacal” es usado en las crónicas policiales para definir a un tipo de agresor sexual que ataca a niñas o adolescentes de su círculo familiar y, por extensión, a veces se denomina también a los violentos sociópatas que matan a sus víctimas –en muchos casos menores- para intentar ocultar una violación.
El turno de su mujer
La historia del Chacal de la Cuarta, tuvo su último capítulo –al menos en su faz judicial- el viernes pasado cuando Norma Ortubia (70), esposa de Lucero, fue condenada a 10 años de cárcel por haber “cooperado” con su marido.
Todo comenzó el mediodía del lunes 8 de mayo de 2009, cuando una mujer de 35 años acompañada por su madre (Ortubia), por entonces de 57 años, ingresó a la Unidad Fiscal de Capital para denunciar a su padre biológico, quien la había sometido durante largos años y con el que había sido madre siete veces.
En ese momento, Ortubia tal vez no imaginó que en 2020 iba a ser detenida tras denunciada por su propia hija, quien la acusó de ser una “entregadora”.
Pero en 2009, la suerte estaba a su favor ya que cuando se ordenó allanar la fatídica casa de la Cuarta Sección de Ciudad la pareja de abusadores con su hija abusada, los 7 niños y una abuela, ella no fue investigada por la Justicia. Tampoco fue investigada en 2002 cuando la Justicia visitó ese hogar “disfuncional, con característica de aglutinamiento”, pero nada hizo al respecto.
En cambio Armando Lucero fue detenido e imputado por “abuso sexual agravado por el vínculo con acceso carnal en cantidad no determinada de hechos en concurso real”, un delito que amerita unos 50 años de cárcel, que la muerte le impidió cumplir.
Desde ese momento, el caso tomó trascendencia nacional e incluso internacional. La modalidad de los abusos determinaba que, ante la sospecha de los vecinos, la familia se mudara, mientras la esposa seguía trabajando en Tribunales y no denunciaba el asunto. En tanto que los niños eran criados como hijos de la pareja abusadora.
Tres días antes de cumplir un año dentro del penal de Boulogne Sur Mer y a sólo 20 días de ser sometido a juicio, Lucero murió el 5 de mayo de 2010 en el hospital Central. Veinte días antes había sido internado por un cuadro respiratorio grave. El cigarrillo y un puntazo que alguien le había dado en un pulmón, allá por los 70, terminaron de pasarle factura.
Abuelo abusó 10 años de una de sus nietas
Más allá del de la Cuarta, otros “chacales” han aparecido en las páginas de policiales de Mendoza, aunque sin llegar a tener la “triste fama” de Lucero. Se trata de aberrantes abusos sexuales intrafamiliares cuyas víctimas deciden denunciar tras años de silencioso sufrimiento físico y psíquico.
Recientemente se conoció el caso de un hombre de 80 años que abusó de una de sus nietas durante 10 años y no se descarta –la investigación sigue abierta- que podría haber abusado de otras cuatro hermanas de la víctima.
El octogenario –se reserva su identidad para preservar el nombre de las víctimas- fue detenido el 24 de marzo pasado en el barrio Almirante Brown, de Rivadavia, y actualmente espera un juicio gozando de la prisión domiciliaria.
La víctima declaró en cámara Gesell que los abusos comenzaron cuando ella tenía 4 años –hoy tiene 16- e incluían inicialmente tocamientos y demostraciones onanistas y luego, violaciones.
La situación terminó desbordando a la adolescente que protagonizó dos intentos de suicidio que fueron detectados en el ámbito escolar y que impulsaron finalmente la causa judicial.
El abuelo está imputado por “abuso sexual agravado por el vínculo en un número indeterminado de hechos, en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo”.
Una víctima adoptada
En agosto de 2020 saltó a los medios la detención de un abusador serial cuyo caso tenía algunas similitudes con el “Chacal de la Cuarta”. Se trata de un sujeto de 50 años que durante 20 años habría sometido a su hija y la habría embarazado en tres oportunidades.
Semanas antes la víctima, una joven de 26 años, lo denunció y por eso un grupo de vecinos de un barrio del Oeste capitalino comenzó a hostigarlo.
En julio, la joven puso una denuncia en la fiscalía de Delitos Contra la Integridad Sexual y luego de obtener algunas pruebas se decidió detenerlo.
Según la acusación de la joven, su padre la había adoptado cuando tenía 3 años y a los 6 comenzó a abusarla. Muchos de esos ataques fueron con acceso carnal, por lo que en tres ocasiones quedó embarazada. Todos esos hechos habrían ocurrido en una vivienda de Ciudad.
Abusó de sus hijastras durante 6 años
Durante seis años un “chacal” de 50 años abusó sexualmente de sus hijastras en una casa de Perdriel donde convivían.
En enero de 2020 el sujeto fue detenido en Luján por orden de la fiscalía de Delitos Sexuales y fue imputado por abuso sexual con acceso carnal, por ser cometido con menores convivientes.
Las víctimas –dos jóvenes de 20 y 23 años- denunciaron que la pareja de su madre las abusó repetidas veces en los últimos años. La última vez fue en 2020, cuando las jóvenes decidieron denunciarlo.
El modus operandi del depredador era el siguiente: ingresaba a la habitación de las víctimas en la madrugada, las despertaba al realizarle diversos tocamientos y luego las llevaba al comedor y las violaba.
Condenado a 22 años de cárcel
Un “chacal” fue condenado en diciembre de 2020, acusado de abusar sexualmente de su hija, una mujer que hoy tiene 32 años y que decidió denunciarlo 20 años después de las agresiones.
El caso es poco habitual porque la víctima, al ver a su hija junto al abusador, decidió iniciar una denuncia penal, tal vez pensando que le podía ocurrir algo similar a su pequeña.
La joven había naturalizado los abusos que se repitieron durante años o bien su psiquis había intentado “borrar” los traumáticos recuerdos, que reaparecieron en 2019 y la llevaron a denunciar a su padre.