Brian Paiva, un joven de 26 años, fue asesinado de una puñalada en el cuello durante la madrugada del sábado, en el barrio Tropero Sosa de Maipú. Al muchacho lo encontraron tendido en la vereda, bañado de sangre por la profundidad del corte que había recibido con un arma similar a un machete. Luego de dos allanamientos, los policías dieron con el supuesto autor y también detuvieron a su padre por escapar con marihuana y la que podría ser el arma homicida.
Alrededor de las 6 de hoy, vecinos dieron aviso de que había un joven herido en la vereda de la manzana “M” del mencionado barrio. Al llegar la ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC) dieron con el hombre yaciendo en un charco de sangre y, al revisarlo, constataron que ya había fallecido. La Policía logró identificarlo como Brian Paiva Moreira.
Tras interrogar a habitantes del lugar y mediante el testimonio del hermano y la madre de la víctima fatal, los efectivos logran reconstruir que, minutos antes de la sangrienta escena, la familia Paiva había discutido con una familia conocida por su apodo: “Los Pitufos”. La discusión terminó en una riña.
Sin embargo, todo terminó y los Paiva se volvieron a su casa ubicada en el barrio Combate de San Lorenzo, también de Maipú. Pero enceguecido por la bronca, el joven de 26 años tomó la apresurada decisión de volverse a terminar con el asunto que minutos antes los había hecho enfrentarse.
Al regresar al lugar inicial de la riña, el joven resultó atacado por uno de “Los Pitufos”, quien lo lastimó en el cuello con un profundo corte realizado aparentemente con un machete. Esta fue la primera sospecha de la Policía, luego de que los galenos les advirtieran que se trataba de una lesión realizada con un arma blanca de esas características.
Detención
Durante la mañana de este sábado, con ayuda de efectivos de la División de Homicidios, desde la Fiscalía de Instrucción 17 se emitieron dos ordenes de allanamiento en la casa de la familia señalada por los testigos como sospechosa.
En una de las viviendas, personal policial dio con un menor que presentaba una herida reciente en una mano, la cual se había vendado. Sumado a ello había un cuchillo en el techo que fue secuestrado por los investigadores para analizarlo.
No obstante, la situación tomó otro rumbo cuando divisaron que, de pronto, un hombre escapaba por los techos con una mochila. Rápidamente, los oficiales pidieron permiso en las casas lindantes y treparon para perseguirlo.
Durante el allanamiento, el hombre había permanecido escondido en una de las habitaciones y, cuando vio la oportunidad, escapó por el techo. Sin embargo, terminó siendo capturado y fue entonces cuando lo identificaron como el padre del menor sospechado de asesinar a Paiva.
El padre del detenido se escapaba con una mochila llena de flores de marihuana (cogollos), pero eso no fue lo que más lo comprometió, sino que en el interior del bolso llevaba un machete escondido, que presentaba manchas de sangre, arma que coincide con los relatos de los testigos y las observaciones que le habían hecho en un principio al cuerpo de Paiva.
Ahora los peritos deberán realizar los análisis correspondientes sobre las manchas hemáticas del arma y a partir de allí poder concluir si uno de los dos integrantes detenidos de la familia de “Los Pitufos” es el autor del crimen.
