Tras el hallazgo de restos óseos que realizó un perito de la familia de Viviana Luna – la mujer desaparecida hace 5 años en Potrerillos- el caso quedó en manos de la ciencia, se esperaba que un análisis de ADN determinara si los huesos de un cráneo humano encontrados en un hotel abandonado pertenecían a la mujer desaparecida en 2016, pero las prueba indican que “pertenece al de un varón”.
Según informaron desde el Ministerio Público Fiscal, sobre “los restos óseos hallados en Potrerillos tras tareas con perros entrenados y que fueran realizadas por el señor Marcos Herrero -un rionegrino contratado por la familia de Luna especializado en la búsqueda de personas y rastreos con perros- a pedido de la familia de Viviana Luna”, se informa que, “de las 12 extracciones practicadas por el Laboratorio de Huellas Genéticas, la totalidad de ellas arrojan como resultado que el cráneo encontrado pertenece al de un varón”.
A raíz de estos primeros resultados, desde el Ministerio Público Fiscal investigan ahora los motivos de la aparición de un monedero que, supuestamente, pertenecía a Viviana Luna y una serie de notas coincidentes con las que se hallaron en la cabaña de su ex pareja.
Días atrás, desde la Jefatura de la UFI de Homicidios y Violencia Institucional, habían detallado que el señor Marcos Herrero admitió haber manipulado evidencia en la escena, sin esperar la presencia policial ni contar con autorización judicial. En declaración testimonial fundamentó dicha manipulación diciendo que ni él ni la familia de Viviana Luna confían en la Policía.
Por último, se informa que el Laboratorio de Huellas genéticas continúa analizando las muestras a fines de alcanzar el nivel de marcadores que determina un estándar mínimo requerido, para poder identificar a quién corresponden las muestras óseas; o bien para determinar la identidad de quién o quiénes, potencialmente, podrían haber contaminado la muestra.
“Tanto las necesidades como la preocupación de la familia Luna en particular, y la comunidad en general, siguen siendo factores tenidos en cuenta por las autoridades del MPF. A la luz de estos primeros resultados, se refuerza la necesidad de seguir respetando los tiempos y las labores que llevan adelante la Policía Científica, en coordinación con antropología y medicina forense”, afirman.
El caso Viviana Luna
En la mañana del 7 de diciembre de 2016, uno de los hijos de Viviana la llevó en auto a un complejo de cabañas donde la mujer tenía una entrevista de trabajo en Potrerillos.
El dueño de las cabañas declararía luego que, efectivamente, la entrevista se realizó y la mujer se marchó de lugar minutos más tarde.
Su hijo se había ofrecido a esperarla, pero ella le indicó que iba a ir a Piedras Blancas (paraje ubicado a varios kilómetros al oeste de Potrerillos) donde se iba a reunir con una amiga. La última vez que la vieron estaba ingresando a un quiosco de la zona. Después, nadie más la vio; nunca llegó a la casa de su amiga.
Días después de la denuncia de la desaparición, la fiscal Claudia Ríos dispuso una importante serie de rastrillajes por la villa y por otros lugares cercanos, con la participación de caballería, canes e inclusive el sobrevuelo de un helicóptero de la fuerza policial.
Según declaró una de sus hijas, su madre estaba de novia con un hombre llamado Cristian en lo que calificó como una relación “normal”.
Esta persona también fue convocada por la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos. El hombre reconoció la relación y no pudo aportar más datos sobre los últimos momentos.
Además de las intensas búsquedas, la Fiscalía de Homicidios siguió una pista que indicaba que en el Valle de Uco había una persona con las características de Viviana.
También se investigaron varios teléfonos celulares y, un dato no menor, se peritó la computadora de la mujer y allí se encontraron tres cartas dirigidas a sus hijos. Este material de índole privado fue entregado por la fiscal a quienes estaban dirigidas. La causa por averiguación paradero sigue abierta.