A dos semanas de la muerte de Orlando Reyes, el hombre de Monte Comán que agonizó 18 días en la Unidad de Terapia Intensiva del hospital Schestakow, de San Rafael, la fiscalía busca que el camionero Pedro Antonio Millán deje de gozar de la prisión domiciliaria y sea trasladado a un penal. La defensa del transportista alegó que el único acusado del homicidio no puede ir a la cárcel por un problema intestinal.
Durante la mañana de ayer, el fiscal Javier Giaroli y la defensa de Millán se presentaron en una audiencia frente al juez de Garantías Gabriel Ravagnani para decidir el futuro del camionero que está imputado por homicidio simple y está detenido en su casa de San Martín.
El magistrado ordenó un cuarto intermedio tras escuchar al abogado defensor alegar que su cliente no se encuentra apto para estar alojado en un penal ya que sufre hemorroides. Por tal motivo, el juez pidió una serie de estudios y pericias al Cuerpo Médico Forense, que dará el informe de aptitud final y a partir de allí decidirá el destino del sindicado.
Millán quedó privado de la libertad desde el pasado 5 de noviembre bajo la imputación de tentativa de homicidio, después de haber discutido con Reyes sobre la ruta nacional 146. Pero, semanas más tarde, cuando el sexagenario falleció, la carátula cambió a homicidio simple y la situación del acusado se complicó.
Pasadas la 2.30, esa madrugada ambos hombres discutieron frente al puesto de Gendarmería Nacional de Monte Comán, un punto en el que hay gran movimiento de camiones que hacen viajes de larga distancia, por lo que es común que los choferes paren a dormir ya que lo consideran un espacio seguro.
Millán había estacionado en la banquina donde está ubicada la casa de Reyes, lo que lo molestó sobre manera. En más de una oportunidad, el jubilado había manifestado estar cansado de los ruidos molestos de los choferes y salió decidido a pedirle al transportista que se fuera porque no lograba concebir el sueño.
La pelea verbal se desvirtuó y la víctima comenzó a arrojar piedras sobre el enorme rodado. Esa acción desquició al camionero de 59 años, que sin mediar las consecuencias, le pegó un mazazo en la cabeza provocándole daños cerebrales que derivaron en una inevitable muerte.