Bariloche: un hombre acusado de femicidio cambió de género para evitar ser condenado

En los alegatos de apertura, el abogado defensor de Fernando Alves Ferreira, el único acusado por el femicidio de Eduarda Santos, solicitó que su cliente sea llamado Amanda y negó la imputación del femicidio

Bariloche: un hombre acusado de femicidio cambió de género para evitar ser condenado
Un jurado popular decidirá si Fernando Alves Ferreira es culpable del femicidio de Eduarda Santos. Foto: gentileza Bariloche 2000.

El juicio por el femicidio de Eduarda Santos, una ciudadana brasileña asesinada en febrero de 2022 en Bariloche, comenzó el lunes en los Tribunales de la ciudad de San Carlos de Bariloche. El acusado, Fernando Alves Ferreira, llegó detenido al juicio, enfrentando cargos de “homicidio perpetrado con un arma de fuego de guerra, con alevosía y violencia de género, y portación de un arma de fuego sin autorización legal”, con una posible pena de prisión perpetua.

Durante los alegatos de apertura, el abogado defensor, Nélson Vigueras, solicitó que su cliente sea llamado “Amanda” y negó la imputación del femicidio, argumentando que Alves Ferreira se autopercibe como mujer. El defensor afirmó que no puede considerarse el caso como un femicidio debido a que su cliente “no es un hombre”.

Eduarda Santos fue acribillada. Foto: gentileza Bariloche 2000.
Eduarda Santos fue acribillada. Foto: gentileza Bariloche 2000.

El fiscal, Martín Lozada, acusó a Alves Ferreira de “haberle arrancado la vida” a Eduarda Santos y aseguró que el crimen tuvo lugar en las primeras horas de la madrugada del 16 de febrero de 2022, en el cruce de la ruta provincial 77 y el sendero peatonal hacia Lago Escondido. Según la acusación, el acusado utilizó un arma de fuego de guerra, una pistola Magnum calibre .357, y disparó nueve veces a una distancia no mayor a 1,20 metros.

Argumentó que se trató de un asesinato con alevosía, ya que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse, encontrándose a merced de su agresor en un lugar oscuro y alejado de su vivienda en la calle Beethoven. También explicó la violencia de género que padecía la víctima, al asegurar que Eduarda dependía económicamente de su agresor y que no tenía familiares ni amigos. Según la investigación, el acusado había contratado a Eduarda para tener hijos, pero la situación se volvió problemática cuando ella comenzó a establecer límites y obstáculos respecto a la libre disposición de las criaturas que en ese entonces no superaban los dos años de edad.

Fernando Alves Ferreira se autopercibe mujer y su nombre es Amanda. Foto: gentileza Bariloche 2000.
Fernando Alves Ferreira se autopercibe mujer y su nombre es Amanda. Foto: gentileza Bariloche 2000.

El fiscal describió al acusado como “una persona fría, calculadora, cínica y con capacidad para premeditar el asesinato”. Además, cuestionó el argumento de la defensa sobre la identidad de género del acusado, señalando que este tuvo múltiples oportunidades para cambiar su identidad tanto en Brasil, donde la ley lo permite desde 2019, como en Argentina, pero recién lo hizo a principios de este año, lo cual considera un acto de “fines utilitarios”.

La defensa oficial, a cargo del abogado Vigueras, argumentó que la acusación no ha logrado probar la autoría del crimen ni determinar quién conducía el automóvil en el que la víctima fue trasladada hasta el lugar del hecho. El defensor insistió “No hay femicidio, no hay alevosía porque inexorablemente se requiere que un hombre mate a una mujer, y no estamos en presencia de un hombre” y manifestó que Alves Ferreira ya se expresaba como mujer en sus años de adolescencia tanto en Brasil como en Bariloche.

”No hay femicidio porque no estamos en presencia de un hombre” dijo el abogado defensor. Foto: gentileza Bariloche 2000.
”No hay femicidio porque no estamos en presencia de un hombre” dijo el abogado defensor. Foto: gentileza Bariloche 2000.

Por otra parte, el defensor señaló: “Botox, brillo labial, su forma de caminar, su forma de sentarse, su tono de voz, en septiembre del 2020 se hizo una lipo aspiración para adecuar su cintura a lo que ella considera una figura más femenina. Esto lo van escuchar de los testigos”.

Para el defensor, “no hubo cosificación de Eduarda” por parte de la acusada, “Amanda y Eduarda eran dos amigas. No hay una subordinación de un género sobre otro. Era una relación de igualdad”. Y agregó que tampoco “hay violencia de género” ni “violencia misógina”.

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