Han pasado dos meses del hallazgo del cuerpo de un hombre que fue atacado y empalado en San Martín, y por ahora la investigación sigue sin detenidos ni sospechosos. El hecho fue resonante y en su momento apuntó a una venganza de índole sexual por los antecedentes de abuso que tenía el fallecido. Sin embargo, la hipótesis no termina de consolidarse y el caso está estancado.
José Bustos (54) fue encontrado sin vida la tarde del 11 de agosto en una casa abandonada en el cruce de ruta 50 y Cantalejos, en Ingeniero Giagnoni.
Una persona que había sufrido un desperfecto mecánico en su auto se bajó para pedir ayuda y, tras caminar unos metros, observó la escena del crimen. El cadáver tenía un brazo desmembrado -creen que fue mordido por animales- y un palo introducido en el ano.
Ante esto, el testigo llamó al 911 y tanto los efectivos policiales como los médicos que arribaron confirmaron el deceso. A simple vista parecía una muerte violenta, lo que se confirmó con la autopsia.
A la víctima los profesionales le detectaron un fuerte golpe en el cráneo y una herida de arma blanca en la zona intercostal. Por otros indicios advertidos por los forenses, al hombre lo empalaron vivo y él se habría resistido a la agresión.
Además, establecieron como fecha probable de su fallecimiento entre el sábado 7 y domingo 8 de agosto.
Sólo pistas
La Fiscalía de San Martín comenzó a trabajar el caso y a las horas ya se sabía que Bustos había sido denunciado por abusos sexuales a menores de edad y que, incluso, estaba imputado en dos causas. Estas acusaciones encontraban relación directa con el empalamiento y un mensaje a modo de represalia.
Bustos estaba sindicado en dos investigaciones de abusos simples. La primera comenzó en 2016, aunque recién tuvo novedades en febrero pasado con la imputación. En aquel año el hombre fue acusado de atacar a dos adolescentes de 14 y 16 años -parientes entre ellos- en un episodio que habría ocurrido en El Ramblón, a unos cinco kilómetros del lugar donde apareció muerto. Según las fuentes consultadas, en este hecho todo indicaba que iba a ser sobreseído.
También en febrero de este 2021 Bustos recibió otra imputación por el mismo delito, como el presunto autor de “tocamientos” a una nena de 10 años. Esto sucedió en diciembre de 2020 en un negocio ubicado a sólo dos cuadras del lugar donde se perpetró su crimen. Más allá de estas causas, el denunciado siempre se mantuvo en libertad.
Casi por una cuestión lógica los pesquisas a cargo de la investigación del homicidio pusieron la mira en los familiares de esos menores, que por bronca podrían haber ultimado al hombre.
Los sabuesos se centraron en el expediente de abuso más reciente porque entienden que, en cuanto al otro, sería extraño una venganza cinco años después, e identificaron a nueve parientes de la nena vejada. Luego de esta primera medida no lograron encontrar pruebas para vincular a estos “sospechosos” con el brutal asesinato.
En el sitio donde mataron a Bustos se hallaron dos elementos que podrían haber sido clave. Se trata del palo que le introdujeron y de un pedazo de viga con el que le pegaron en la cabeza, objetos que fueron analizados pero sobre los que no se pudo rescatar ningún rastro ni huella para identificar a los agresores.
El fiscal Gustavo Jadur ha sumado declaraciones en estos meses, aunque ninguna aporta detalles del hecho. No hay testigos presenciales ni cámaras de seguridad en la zona, y ni siquiera la familia del fallecido se acerca para llevar algún dato.
A la espera de alguna testimonial contundente o prueba reveladora, la investigación se muestra muy compleja para el esclarecimiento.
Respecto de Bustos, poco se sabía de su vida. Era bastante solitario, hacía changas para sobrevivir y no se le conocía una residencia fija.
Un caso de similares características
El caso de Bustos tiene varios puntos en común con el de Juan Flores Ortubia (29), un joven asesinado en Godoy Cruz y que también estaba sospechado de haber cometido un abuso sexual.
A este muchacho lo encontraron el 30 de diciembre de 2019 en inmediaciones del barrio Sol y Sierra, en el Oeste del mencionado departamento. Estaba muy malherido en un descampado y presentaba politraumatismos, escoriaciones de todo tipo, fracturas, mordeduras de animales y lesiones anales.
Resistió cinco meses en el hospital Central, hasta que falleció. Nunca pudo declarar sobre quien lo atacó, pero aquí también se puso la lupa en familiares de una joven de 21 años que lo había denunciado por una violación días antes. Una de las hipótesis es que los allegados a esta mujer hicieron “justicia” por mano propia y le dieron una paliza que terminó siendo fatal.
Si bien durante todo este tiempo se siguió esa línea, no se encontraron pruebas contra nadie y la causa está sin detenidos a pesar de las medidas que se han realizado.