-Por estos días se está…
-Sí, sí… Ya sé lo que me vas a preguntar. Que se discuta el tema de la prisión perpetua me parece una barbaridad y una falta de respeto para las víctimas y para todos sus familiares.
Reflexivo, medido pero afilado, espontáneo y sin ánimo de revancha. Así se muestra el empresario del Este mendocino Cristian Milio, a quien no hace falta preguntarle sobre la inconstitucionalidad o no de la prisión perpetua, algo que para él no es una mera figura penal sino parte de las más duras experiencias de vida.
Hace dos años, su hermana y socia -Ivana Milio (46)- fue asesinada por su pareja. Un año después, 12 ciudadanos comunes consideraron durante un juicio por jurado que Julio Mendoza (34), la pareja de la víctima, era culpable. Luego un juez le dictó la pena de prisión perpetua por el delito de femicidio.
Julio Mendoza está hoy en la cárcel, cumpliendo con ese encierro “a perpetuidad” que en la práctica no es tal, y Milio –con su madre, con dos de los tres hijos de Ivana y toda su familia- acaban de pasar un momento de íntimo dolor: el Día de la Madre, para ellos una suerte de “no celebración” que actualizó la ausencia de Ivana. Por otra parte, esta semana se cumplen dos años de su muerte.
“Estamos entre el Día de la Madre y el segundo aniversario de la muerte de Ivana. Con el trabajo y con la vida uno se relaja un poco pero cuando llegan estas fechas el proceso sigue cien por cien. Los chicos (de Ivana, una adolescente de 15 años y su hermano mayor, de 26) vinieron a mi casa pero mi vieja, que vive a 50 metros, no quiso venir”, dice Cristian Milio.
Y luego agrega: “Que vengan a preguntarle a mis sobrinos cómo la pasaron y luego se pregunten si es o no constitucional la prisión perpetua. Hay cosas más importantes en el país para debatir y arreglar que las prisiones perpetuas”.
En relación a las audiencias públicas que el jueves y viernes pasado organizó la Corte provincial, su visión es tajante: “Estas audiencias ni se tendrían que hacer. Nunca me hubiera anotado para participar. Los que lo hacen no saben lo que significa el dolor en vivo y en directo”.
“Para nosotros esto es una mala jugada del que inventó esta discusión. Si la ley establece una condena perpetua, yo me pregunto: ¿cuál es la intención, o mejor dicho, el interés para querer cambiarlo?”, afirma el empresario fúnebre.
Luego desarrolla una idea de justicia que se sostiene en un elemento que el Derecho no debe olvidar: el sentido común. Si un tribunal popular por unanimidad estableció que una persona es culpable y un juez lo condenó a perpetua, ¿por qué ahora quiere cambiar las cosas? “Esto es así: te dieron perpetua, te tenés que quedar ahí (preso). A nosotros nos tocó perder un familiar, a él le toca ir preso. No hay revancha ni nada, a cada uno lo que le toca vivir”, sentencia el hermano de la mujer salvajemente asesinada.
Por último, Milio sostiene que “acá lo que hay que valorar es lo que piensan las familias” y no olvidar también una cuestión de seguridad: “A nosotros nos genera miedo que pueda salir. Somos personas de bien, no está en nosotros la revancha pero la gente que cometió un asesinato es peligrosa. Eso está demostrado y pueden salir y hacer daño”.
Un femicidio de extrema violencia
Fue la hija de Ivana quien encontró a la mujer asesinada en su casa ubicada en calle Guido Spano al 300 del barrio Los Solares de San Martín. “Todas las muertes que se dan en contexto de género son violentas. Pero no había estado en una escena de crimen tan violenta como esta. Las lesiones que recibió Ivana Milio en su rostro demuestran la brutalidad con que fue ultimada”, dijo el fiscal Oscar Sívori durante los alegatos del juicio que terminó con la condena de Mendoza.
El 28 de octubre de 2018, la adolescente llegó a su casa, golpeó la puerta y como su madre no le abría le pidió a un vecino que le permitiera ingresar por la medianera. Encontró a su mamá sobre un charco que sangre en su habitación, junto al televisor destrozado.
La furia del ataque pudo ser reconstruida luego por el trabajo de los especialistas de la Policía Científica. Había rastros de sangre en el patio, en el living, en la cocina, en los pasillos. Mendoza la golpeó en la cocina y en el comedor y luego la llevó al dormitorio que compartían y allí fue la agresión final: arrancó un televisor y la golpeó con el aparato en la cabeza.
Los forenses constataron heridas en el cuello, en el rostro y también hundimiento de esternón, entre otras lesiones apuntadas como causales de muerte.
Tras el ataque, Mendoza dejó la escena del crimen y se subió un Ford Focus que luego abandonaría en la ruta 50, en Altoverde. Al día siguiente se entregó.
Los médicos debieron enyesarle la mano izquierda porque tenía una lesión en el cuarto metatarso conocida como “fractura de boxeador”.
Los Milio son una familia muy conocida del Este mendocino ya que son los dueños de la cochería más importante de San Martín. Por eso, la sociedad mendocina y sobre todo la del Este, marchó pidiendo justicia por este femicidio del cual se cumplen ahora dos años.