El miembro más joven de la familia real británica, Archie Mountbatten-Windsor, ya cumplió dos meses y fue bautizado durante una ceremonia familiar privada en el Castillo de Windsor, junto a sus padres, el príncipe Harry y Megan Markle.
El encargado de la ceremonia fue arzobispo de Canterbury, Justin Welby. Entre los presentes se encontraban el príncipe Carlos y sus hijos, los duques de Cambridge Camila, Kate y William; y Doria, la abuela norteamericana del bebé. Sin embargo hubo grandes ausencias: la reina Isabel, que no asiste a los bautismos de sus bisnietos, los vetados familiares de Meghan y la prensa.
La polémica no tardó en llegar ya que es la primera vez en la historia de la realeza en que un bautismo fue "privado", porque para Megan y Harry el séptimo a la línea de sucesión al tono británico es "un ciudadano privado" , sin título. Una controversial decisión que causó polémica dentro y fuera de la familia real.