En Rivadavia, la muerte de un hombre que fue atacado por avispas (era alérgico a las picaduras) en la puerta de su casa y que no llegó a ser auxiliado en el centro de salud que queda a 30 metros de allí, despertó polémica entre los familiares de la víctima y el personal médico, por aclarar si el hombre alcanzó o no a entrar a la sala de primeros auxilios por ayuda.
El caso sucedió el viernes pasado aunque recién trascendió en estas horas y ocurrió en El Mirador, un distrito de Rivadavia donde en una humilde casa al costado de la ruta, vivía Andrés Bustos (58) y a pocos metros de allí, está el centro de salud de la localidad.
Según testigos, el viernes por la mañana, cerca de las 11, Bustos había intentado quitar una rama desprendida de un pimiento, que bloqueaba el ingreso a la vivienda y en medio de esa tarea, fue atacado por avispas, a cuya picadura el hombre era alérgico, según confirmó su familia.
"Me vino a pedir una pala para terminar de quitar la rama de un pimiento y se la presté", recordó Luis Clavero, capataz de la obra que se construye en un lote que hay entre la casa de Bustos y el centro de salud. Así, con la pala en mano, Bustos arremetió contra la rama, sin advertir que debajo se había formado un enjambre de pequeñas avispas negras, conocidas como camoatí.
"A los pocos minutos lo vi pasar para la sala de primeros auxilios iba apurado y con la gorra se espantaba las avispas de la cara", contó Clavero, aunque aclaró: "Yo no puedo decir si entró a la sala porque eso no pude verlo".
Juana Bustos, hermana de la víctima, cree que Andrés entró a la sala y que salió enseguida. "Yo no estaba allí pero es lo que me contó alguien que lo vio", dijo la mujer, aunque esta situación fue desmentida por el personal del centro de salud. "Nunca entró a la sala, ni siquiera intentó abrir la puerta, porque si hubiera sido así, yo me habría dado cuenta y claro que lo hubiese ayudado y seguramente con un decadrón se hubiera salvado, pero eso no pasó", aseguró Adolfo Musri, que trabaja como administrativo en la sala.
Más allá de si Bustos entró o no, el hombre caminó hasta una canilla que hay en la orilla del centro de salud, donde posiblemente habrá buscado aliviar con agua el mareo o la dificultad para respirar que le habrá generado la picadura. Allí falleció y en ese lugar fue encontrado cerca del mediodía, por Hugo Chirino, el chofer de la ambulancia, cuando regresó al centro de salud luego de haber trasladado a un menor.
"El forense dijo que fue picado y yo no puedo entender que mi hermano haya corrido hasta la sala sólo para tomar agua de la canilla, porque para eso tenía más cerca su casa; si fue hasta allí es porque quería auxilio y nadie se lo dio", insistió Juana, que aseguró la mañana del viernes: "Cuando llegué, nadie en la sala me pudo explicar dónde estaban a la hora en que murió".
Sobre ese asunto, Musri comentó: "Estábamos en la sala: una enfermera, la bioquímica y yo, y el vecino no entró en ningún momento; tampoco habían pacientes adentro ni gente esperando afuera. Nadie lo vio salvo los de la construcción que no sé por qué no lo siguieron para ayudarlo. Tampoco sé por qué, en lugar de entrar a la sala don Bustos caminó hasta la canilla, pero fue así y allí se murió, en medio de un charco de agua. Era un vecino, ¿cómo no íbamos a ayudarlo? Pero la verdad es que no entró y nosotros no nos dimos cuenta de nada hasta que volvió el chofer y lo vio tirado cuando fue a guardar la ambulancia".
El caso es investigado por la fiscalía de Rivadavia.