El martes a la noche se desató un verdadero escándalo en el Hospital Central, cuando un enfrentamiento que incluyó piñas y agresiones entre ATE y el Sindicato Provincial Estatales de la Salud (Sipes), perteneciente a la CTA oficialista, dejaron a una empleada y dos pacientes golpeados.
Esto motivó que el mismo director del hospital, Eduardo Alonso, denunciara el hecho en la Oficina Fiscal 1 y comenzará una investigación que tendrá, como principal pista, las grabaciones de las cámaras de video.
La trifulca que se dio entre los gremialistas no sólo produjo versiones cruzadas de quien la originó, sino que destapó las acusaciones que cada uno de los sectores realiza sobre el otro. Esto se dio en el marco de las elecciones que la CTA opositora realiza hoy en el país y en la provincia, en donde se presenta una única lista que tiene, entre sus candidatos, a Raquel Blas, titular de ATE.
Las elecciones en cuestión, que estaban siendo promocionadas en el hospital al momento de la pelea, según la versión de ATE, son denunciadas por la CTA oficialista “de no estar autorizadas y carecer de validez”, según sale publicado en una resolución firmada por el ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
El documento, difundido en estos días a nivel local, era publicitado en el mismo hospital, según lo que cuentan desde Sipes, quienes llevaban a cabo una “contra campaña” para denunciar el proceso electoral de hoy.
Es en este punto en donde se cruzan las versiones que cuentan una misma historia sobre el escándalo, pero que intercambian roles de quienes irrumpieron y comenzaron a pegar, intentando disuadir al otro.
“Denunciamos que mientras nuestras compañeras estaban repartiendo folletos por las elecciones (de hoy), irrumpió una patota que comenzó a pegarles”, relató Blas sobre el inicio de la pelea.
En cambio, Daniel Quintero, secretario general de Sipes, se diferenció: “Estábamos reunidos en el hall del hospital, en donde habían pacientes que mientras esperaban escuchaban lo que hablábamos, cuando de repente llegaron los de ATE a pegarnos”.
En el medio de las interpretaciones, desde ATE acusan al sindicato enemistado, de responder al Partido Justicialista, a quien también responsabilizan por los hechos. En cambio, Sipes dice haberse conformado por ex dirigentes de ATE y aclara que tiene la representación de 800 adheridos entre profesionales y no profesionales.