La ley de matrimonio igualitario cumplió siete años de vigencia en julio, pero el lunes una joven fue detenida en un subte de Buenos Aires. La joven y su familia sostienen que fue por besarse con su pareja del mismo sexo.
La policía asegura que la detención se produjo porque estaba fumando a bordo del transporte, lo que está prohibido. La noticia de la detención generó repudio de organizaciones LGTB. Diego Pedernera, de OMIN (Organización Mendocina de Integración), comentó que hace dos años, antes de que comenzara una marcha por el orgullo gay, dos chicas estaban tomadas de la mano y se les acercó un preventor a decirles que se soltaran porque en la Peatonal había niños. También les advirtió que, si no desistían, iba a tomar otras medidas.
Pedernera indicó que en la comunidad LGTB persiste el miedo a terminar en una comisaría con alguna excusa- como averiguación de antecedentes- por demostrar afecto en la vía pública. Si bien manifestó no conocer casos de detenciones en Mendoza por besarse o ir tomadas de la mano dos personas del mismo sexo, sí ha visto cómo madres o padres tapan los ojos de sus hijos pequeños cuando se cruzan con una persona trans.
“A nivel nacional tenemos leyes de vanguardia pero sigue molestando la diversidad. Lo que molesta es nuestra visibilidad”, planteó.
La abogada Carolina Jacky manifestó que, lamentablemente, los funcionarios -en especial los jueces- invierten la pirámide jurídica y aplican las normas inferiores, como puede ser un Código de Faltas, mientras se olvidan de las superiores, como la Constitución argentina, los tratados internacionales y las leyes nacionales.
Esto, ya que el Código de Faltas de la provincia puede dar lugar a interpretaciones subjetivas. El artículo 52, por ejemplo, establece un castigo para “el que, en lugar público o abierto o expuesto al público, importunare a otra persona en forma ofensiva al pudor o al decoro personal”. Sin embargo, la letrada subrayó que no tiene que ver con el gusto personal o la religión, sino con la ley, que se debe respetar.
Amanda Gómez, de Mendoza LGBT, sostuvo que no conoce de detenciones por darse la mano o besarse en público en la provincia, pero que sí muchas veces se reciben miradas negativas. Esto provoca que algunas parejas del mismo sexo se animen a ir tomadas en ciertos lugares, como el Centro, pero se suelten en otros. “Todavía está internalizado el miedo a que puede llegar a pasar algo”, indicó.
La joven agregó que quienes son más objeto de discriminación por parte de policías o preventores son las personas transexuales. En los boliches, señaló, ha ocurrido que los patovicas han intentado sacar a dos chicos que se estaban besando, cuando alrededor había otras parejas, heterosexuales, que hacían lo mismo. En cambio, destacó, Gómez, no les molesta que dos chicas se besen, por el “morbo” que eso genera.
El caso
El lunes por la tarde, Mariana Solange Gómez, de 24 años, fue tirada al suelo y detenida por agentes uniformadas en la estación Constitución del Subte C, y recién fue liberada por la noche. Su pareja, Rocío Girat, manifestó que el motivo de la detención fue porque se estaban besando. La policía, por su parte, sostuvo que la causa fue que la joven fumaba en un sector no permitido y, además, se resistió a la autoridad.
Integrantes de organizaciones de diversidad se reunieron frente a la comisaría para reclamar su liberación. Por otra parte, ayer fue tendencia en Twitter #BesosLesbianos, una invitación a compartir fotos de besos entre mujeres.