La polémica

La polémica

El Salón del Libro tuvo, desde antes de su inicio, repercusiones por motivos no literarios.  La delegación está integrada por  "46 autores nóveles y consagrados, exponentes de las letras y el pensamiento nacional , que representan a Argentina". Esta frase se leyó bajo el título "Los escritores convocados", en el Periódico del Salón que editó la Secretaria de Cultura de La Nación. 

Los autores se eligieron consensuadamente. "Entre el gobierno argentino y  el Salón del Libro, se armó una lista común de treinta escritores, respetando el género, igual número de hombres que de mujeres, ésa es una lista objetiva",  aseguró el 18 de marzo a Radio Francia

Internacional, el director del Salón del Libro, Bertrand Morisset. A esos treinta primigenios se le sumaron otros 20 que propuso el  gobierno argentino. "Algunos de estos no fueron traducidos al francés pero queríamos favorecer un movimiento literario entre Francia y Argentina", agregó Morisset.

 Hasta ahí, y en papeles, todo bonito. O casi. El tema - la hija del borrego, dirían en criollo- es el criterio de selección utilizado para, justamente, armar la selección literaria.

Martín Caparrós - autor de "Valferno" , de "Los Living",  de "Boquita, una pasión", entre otros-, quien sí tiene libros traducidos al francés y ahora vive en Barcelona ("a 39 euros de los aeropuerto de París")  publicó al respecto en su blog "Pamplinas" el 1 de febrero. "Aquí lo que se ve es una presencia significativa de escritores que apoyan públicamente al gobierno -y/o viven de él- y una ausencia igualmente significativa de escritores que lo critican.

Por eso la única conclusión interesante es la que ya sabíamos: que cuando debe convocar especialistas, el criterio principal de este gobierno argentino consiste en juzgar su lealtad -o, al menos, inocuidad- política".

Estas declaraciones fueron reproducidas en varios medios franceses: la revista Le Nouvel Observateur y el prestigioso Le Monde, por caso.  Caparrós asegura haber sido tachado de la primera lista por razones políticas y que esto le sucedió antes, en la feria del libro de Frankfurt ( y asegura, en ese mismo posteo titulado "Paris bien vale una risa", que esto  no le quita el sueño).  

 A la lista de nombres ausentes,  se suman los de Edgardo Cozarinsky, Rodrigo Fresán o Marcelo Cohen y, en el campo ensayístico ,el de Beatriz Sarlo.

Eso fue en febrero pero la polémica no se acalló. Por el contrario, se hizo más  "cosa golda" esta semana, cuando Ricardo Piglia decidió bajarse de la delegación y no viajar. Lo avisó por medio de su representante, Guillermo Schavelzon, en un comunicado que publicó el diario Clarín. "Ahora viajan los escritores, cuando son los libros los que tienen que viajar. La decisión de no asistir al Salón del Libro de París responde a cuestiones literarias y no tiene nada que ver con el debate argentino actual, que convierte a la cultura en parte del enfrentamiento político (por no decir electoral) sin tener en cuenta su particularidad".

 La respuesta del otro lado del Atlántico no tardó en llegar y no fue bonita, por decir algo. "Ése señor es un canalla, es deshonesto", rezongó en otro tramo de la entrevista aquí citada, Bertrand Morisset, "no cumplió con su  palabra, dijo que venía y 15 días antes dice que no viene. Insultó a su editor, al estado francés, al argentino y sobre todo al público del salón. Si no quiere venir, que no venga.  Mientras yo dirija el Salón del Libro de París no lo invitaremos más", concluyó.

Pero Morisset seguía con la sangre en el ojo, así que cuando los colegas del diario español El País le preguntaron sobre el ¿incidente?, se despachó con lo siguiente: "Si el señor Piglia quiere criticar a los Kirchner, que venga a París y lo haga. Aquí no se censura a nadie. Había aceptado venir pero puso unas condiciones dignas de una estrella del rock".

Como se imaginarán, la respuesta en este truco/ retruco, no tardó en llegar…

 La respuesta de Piglia

 "No conozco a monsieur Morisset y desde luego él tampoco me conoce a mí, de lo contrario no me aconsejaría -con suficiencia paternalista- que puedo ir a Paris a criticar a  'los Kirchner'. Me imagino que su arduo trabajo como funcionario del Salón le impide  saber de qué habla  cuando se refiere a los escritores invitados…  Me parece que monsieur Morisset se ha tomado en serio la idea de que la literatura argentina se divide en K y anti K, y no sabe que la mayoría de nosotros -viajen o no a Paris- pensamos a  nuestra literatura actual de otra manera y con otros criterios".

 Y son esos otros criterios los que las escritoras como Claudia Piñeiro -ganadora del premio Clarín por "Las Viudas de los Jueves" (que está en Paris) - lamentan que no estén ahora en el tapete: "lo cierto es que ahora estamos todos hablando de esto y comentando poco de los libros que es de lo que tendríamos que estar hablando".

¡Ah, los enfants de la Patrie!

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