Poética tecnológica en el museo

“Tecnophilia”, en el Museo de Arte Moderno, propone un recorrido por distintas miradas y abordajes que apelan al observador activo en busca del diálogo y la reflexión.

Poética tecnológica en el museo
Poética tecnológica en el museo

Arte contemporáneo y estética relacional. Bajo estos conceptos y aunque los disparadores no acaban aquí, el Grupo Interdisciplinario de Arte Periferia exhibe por estos días en el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (Mmamm) el resultado de Tecnophilia, una muestra de instalaciones que parte de la tecnología como experiencia transmedial de lo sensible.

Desde distintas disciplinas artísticas, el ceramista y docente de la UNCuyo Sergio Rosas ideó junto al diseñador gráfico Rodrigo Barroso, la creadora textil Elizabeth Quevedo y el músico Mauricio Lúquez una experiencia hacia otra dimensión. ¿Cuál? La de un mundo artificial e inerte en el que converge lo social y la idea de un arte atravesado por inquietudes y creencias que buscan “hacer ver”, en términos del filósofo y crítico de arte estadounidense Arthur Danto.

En el debate actual entre ciencia y tecnología, “Tecnophilia” se aleja de los detractores y los tecnoprogresistas para ubicarse en la vereda del espíritu crítico: “El arte como manifestación sensible del hombre, no puede quedar ajeno a este escenario donde la racionalidad impuesta por la ciencia y las ‘respuestas’ a ‘necesidades y/o demandas’ humanas se entrecruzan cada vez más”, aseguran los integrantes de este grupo surgido en 2006 a raíz de la muerte impune de una joven de Las Heras, Marita Castro, y que por estos días participa de intervenciones en la lucha contra Monsanto.

En esta producción local grupal que vincula el arte con la vida cotidiana, el colectivo Periferia parte de propuestas que se materializan en la interacción con el espectador. Estas nuevas formas de socialización se reflejan esta vez en un proyecto que  acudió a las Ciencias Sociales para la elaboración de entrevistas y encuestas, y a las Naturales para indagar en la biología la botánica, la astronomía o la física. Así es como las instalaciones realizadas en cerámica y textiles evocan formas de la naturaleza creadas por la mano del hombre.

“En este proceso se intenta evidenciar la posibilidad de modificar el entorno natural (arcillas, minerales que intervienen, esmaltes y pastas) incorporando técnicas (modelado, prensados, esmaltados) y tecnología (termodinámica, física y química) para obtener Cerámica. Así, pues Arte, Ciencia y Tecnología conforman un diálogo”, sostienen los creadores de la exposición, abierta al público hasta el 2 de noviembre en el subsuelo de la plaza Independencia.

El entramado social se teje con la interdisciplinariedad de las vanguardias artísticas de las tendencias tecnológicas y las ciencias contemporáneas, adscribe el grupo. “La tecnología se ha convertido en un medio posible para un arte posible”, retoman del catedrático español Simón Marchán Fiz. Si otro disparador fue vital para la realización de la muestra, aparece la referencia ineludible de la obra de Aldous Huxley “Un mundo feliz”. Lo micro y lo macro, el arte y el diseño, la ciencia y la tecnología fueron entonces los motores de una exposición tan original como investigada por sus creadores.

"Desde los distintos materiales duros y blandos se entabla un diálogo, una alternancia de opiniones en busca de un punto de encuentro. El fieltro, la arcilla y cerámica después, la gráfica, los sonidos no son más que la excusa, las herramientas, las palabras con las cuales se hilan las ideas que hacen referencia a una situación del hombre de hoy frente a los medios materiales y organizaciones estructurales que ponen en práctica los descubrimientos y aplicaciones científicas más recientes. Desde la mirada del arte en una situación específica latinoamericana, y sin considerarse transhumanistas, los artistas Sergio Rosas, Elizabeth Quevedo, Rodrigo Barroso y Mauricio Lúquez requieren la mirada del espectador sobre su postura de sistemas, con una mediación ética", apunta la entendida y miembro del grupo en varias de sus acciones, Graciela Ramos. Para quienes quieran saber más sobre este colectivo: FB/Grupo Interdisciplinario de Arte Periferia
Otra muestra en el Museo

Hasta el 2 de noviembre también se exponen las obras del Premio Itaú Cultural de Artes Visuales, que cumple cinco años en la escena cultural argentina. Según su curadora, Marina Conte, “la muestra presenta diversas disciplinas, algunas de ellas consideradas tradicionales, que se cimentan desde una perspectiva claramente contemporánea. Otras obras se conforman utilizando dispositivos tecnológicos para su realización. La gran profusión de herramientas y materiales a la hora de producir pone al espectador en un papel activo, reflexionando sobre el contenido y significado de dichas obras, interpretando, completando los espacios en blanco”.

En esta edición los resultados fueron los siguientes: Premio Adquisición, Ayelén Coccoz, Segundo Premio, Francisca Kweitel, Tercer Premio, Elisa O’Farrell. Menciones: Diego Ciruli, Valeria Conte Mac Donell y Juliana Iriart.

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