Eileen's special cheesecake. Es mi parada impostergable cuando visito la ciudad. La fachada no dice nada: una puerta de vidrio y un cartel azul con letras blancas al norte de Little Italy, donde solamente se llega conociendo el dato. Por dentro, un local chiquitito, un televisor con imágenes (muchas en blanco y negro) de la pastelera en diferentes programas de TV presentando su legendaria torta de queso, una obra maestra desde que abrió sus puertas en 1975.
Al fondo una heladera atiborrada de los más deliciosos cheesecakes de colores: de chocolate, caramelo salado, banana, capuccino, batata, calabaza, avellanas, arándanos, oreo, nueces de pecán, frambuesas, y la lista es interminable. Además, cookies, cannolis y muffins. Detrás del mostrador, la mismísima Eileen despacha las tortas, individuales servidas en platos de plástico. Se puede comer ahí con un té o café, en una barra o en el banquito en la puerta, o pedir para llevar. 19 Cleveland Pl (entre Kenmare y Spring St.), Nolita. www.eileenscheesecake.com
Ladurée. La pastelería más famosa de París late en el corazón de la ciudad. Mi favorita, la maison de la avenida Madison, concurrida por los uppereastsiders, es perfecta para aislarse del turismo y sentarse a disfrutar de un té en una de las zonas más coquetas del mundo. Mucho dorado, estética femenina, porcelana y vitrinas llenas de mini tortas perfectas y sofisticadas. No hay que dejar de probar su versión de la clásica torta Saint Honoré de frambuesas y rosas, pero el hit son los macarons.
"Las mil y una noches" de especias y jengibre, el de chaucha de vainilla y el de rosas, son obras de arte de otro mundo. Mi mejor plan era comprar varios sueltos y llevarlos caminando mientras miraba vidrieras. Los eclairs y caneles son una maravilla. En el SoHo hay otra tienda, buena opción para hacer un stop en una tarde de compras. 864 Madison Ave (entre 70 y 71), Upper East Side. www.laduree.com
Magnolia Bakery. Dejando de lado el cholulismo de aquel cupcake que comieron allí Miranda y Carrie en Sex and the City, o el que compró Andy Sachs para el cumpleaños de su novio Nate en El diablo viste a la moda, las bondades de la mítica pastelería de Manhattan exceden lo poco que pueden decir sobre ella las pantallas. La carta no tiene pretensiones, se trata de recetas 100% americanas, sencillas, producidas en el día, y sin conservantes. La estética vintage y romántica tienta.
Todos van por los cupcakes en sus mil versiones: del más simple de vainilla con frosting de crema de manteca, hasta el codiciado red velvet, pasando por todas las versiones especiales que producen para fechas patrias y celebraciones con decoración alusiva. Pero no hay que dejar de probar el blondie (como un brownie pero de chocolate blanco), los budines, la tarta de nueces de pecán y el cheesecake (el de vaina de vainilla y el key lime son una verdadera delicia).
Hay cafetería take away y se pueden comprar velitas, granas de colores, latas de té en hebras, libros de recetas, remeras y delantales de cocina. La tienda original queda en Bleecker Street en West Village, pero tiene sucursales en Rockefeller Center, Upper West Side, Penn Station, Grand Central Station y Bloomingdales del Midtown. La más fácil de encontrar está en la 6ta. Ave. y 49 St., Rockefeller Center. www.magnoliabakery.com
Bonus Track: Dominique Ansel Bakery. La conocemos porque inventó el cronut, un híbrido entre el croissant y la donut, que hacia las cinco de la tarde ya tiene el cartelito de "sold out" en la puerta porque llegan desde muy temprano golosos de todo el mundo a probar los sabores que cambian mes a mes y hasta se encargan por internet con anticipación. Sin embargo, hay una carta de sorprendentes postres de autor y clásicos de la pastelería internacional presentados de manera inesperada -tarta de pomelo rosado, miel y lavanda; pavlova de moras; postres de matcha o torta de chocolate y caramelo líquido que parecen precisas obras de arquitectura-.
Hice un sondeo en la eterna fila del local del SoHo buscando conocer las razones que los mantenían esperando, y resulta que cuando los donuts se agotan, la mayoría enloquece con el croissant de almendras y lavanda o rarezas como un malvavisco caliente recién dorado relleno de helado.
189 Spring St. (entre Thompson y Sullivan), SoHo. http://dominiqueansel.com/