La pregunta se repitió más de una veintena de veces en locales gastronómicos de las calles Sarmiento, Arístides Villanueva y San Martín: "¿Tienen cartas impresas en Braille o algún sistema auditivo para no videntes?". La respuesta en la mayoría de los casos fue "no".
A pesar de que hace más de un mes se volvió obligatorio para restaurantes, confiterías, bares, cafés, rotiserías, casas de té y demás locales que se dedican del rubro, contar con su menú impreso para no videntes, pocos se han adecuado. La ley provincial que lo exige es la 8.750 que daba un plazo de 180 días para su adaptación, que se cumplió a mediados de agosto.
Desde Defensa el Consumidor, órgano de control de la normativa, comentaron que esta semana comenzaron con las inspecciones en los locales pero que todavía no se colocan multas. "Les hemos pedido a los inspectores que les recuerden lo que tienen que cumplir, pero les estamos teniendo paciencia porque sabemos que es un proceso de adaptación que puede llevar un tiempo", expuso Sergio Rocamora, director de Defensa del Consumidor.
Según su experiencia, siempre están los "más responsables" que se adaptan de inmediato a las nuevas reglamentaciones y los que esperan las multas para cumplirlo. "El mínimo de la primera multa son $10.000 y si son cadenas es mayor", detalló.
Fausto Manrique, encargado de la sección gastronómica de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mendoza (Aehga), aseguró que ha habido muy buena predisposición por parte de los privados para cumplir con la nueva ley, pero que se encuentran con algunos inconvenientes para incorporar la carta en braille.
"El costo es muy alto y en muchos restaurantes que brindan un servicio estándar hacia arriba, la carta cambia cuatro veces al año", contó el representante. Como una alternativa planteó la posibilidad de grabar la carta en mp3 y distribuirla entre el personal para quien la requiera.
"Algunos colegas lo estaban implementando de esta manera para evitarse el costo de la inversión en braille y si la ley quiere ser inclusiva, me parece que el abanico de posibilidades para llegar a las personas con discapacidad tiene que ser amplia", subrayó. Para el empresario, el rubro está siendo últimamente muy golpeado por el incremento en las tasas y en los impuestos. "La rentabilidad va en picada y esto es un gasto más", se lamentó.
Ante esta perspectiva, Rocamora aclaró que la resolución 121/2015 que implementa el cumplimiento de la Ley 8.750 reza en su artículo 8: "Para aquellas personas que no puedan o no sepan leer en sistema Braille, los obligados en el artículo 1, deberán poseer un dispositivo electrónico de audio o cualquier otro medio, con la grabación del nombre del plato, nomina de bebidas, precios vigentes y formas de pago".
Remarcó que en las inspecciones se piden las dos cosas: la carta en braille y el sistema de audio. "Nos asesoramos con la gente del Servac -Servicios Accesibles para personas con Discapacidad- de la UNCuyo y nos explicaron que no todas las personas con discapacidad visual leen el sistema braille, además que con el sistema de audio se puede incorporar los precios y el menú del día que están excluidos en la normativa", comentó.
Juan Carlos González, defensor de las Personas con Discapacidad recalcó la necesidad de contar con las cartas en braille y no sólo con el mp3.
En el recorrido que hizo Los Andes muchos mozos y encargados de locales reconocieron desconocer la nueva ley y otros se quejaron de los altos costos de imprimir las cartas, ya que por cada hoja común en braille se calcula entre dos y tres. También aparecieron los pocos que sí la cumplen.
"Tenemos la carta en braille desde hace dos meses y las hemos usado varias veces", contó Marcos, encargado de Zitto de calle Arístides. Su primera experiencia fue con un niño que se sintió muy contento de poder leer la carta por sus medios. "Igual nos sugirió que le hiciéramos algunas modificaciones para que se entienda mejor", recordó.
En calle Sarmiento el restaurante La Florencia ya las tiene encargadas. "Pedimos dos para tener por las dudas porque nos parece muy bien incluir a la gente no vidente", dijo Pablo, dueño del local. Él comentó que han tenido como comensales a una pareja de ciegos y que están muy contentos de ofrecerles un mejor servicio. Si bien no reveló el precio, el hombre aseguró que tuvo que desembolsar una suma importante porque su carta es bastante extensa.
Mariela y María del Carmen de la consultora Saile -Villalba, están entre las personas que ofrecen traducir la carta al braille. Ellas mismas notaron que son pocos los que están requiriendo sus servicios teniendo en cuenta la gran cantidad de locales gastronómicos del Gran Mendoza. "Hay cierta resistencia a adecuarse y no sabemos bien por qué", expuso Mariela. Uno de los motivos que esgrimió la profesional es la cultura.
"Esta ley implica un gran cambio para incluir a aquellas personas que tiene alguna dificultad, que pueda por si mismo decidir qué comer y qué tomar", destacó. Otra razón que mencionó entre las posibles causas de la resistencia fue el precio.
En su caso ofrecen cartas que tienen el valor de entre cuatro y cinco veces más cara que la tradicional ya que cuentan con un sistema que permite darle diseño a la carta para que no pierdan la identidad de la marca, entre otros servicios.
En nuestra provincia, varias entidades sin fines de lucro se dedican a promover los derechos de los no videntes. Una opción es el Centro de Copistas Santa Rosa de Lima.
"Hasta el momento hemos tenido un sólo encargue de carta para un café, pareciera que a los demás no les importa si es obligatorio o no", manifestó Alicia Herrera directora del centro. Allí la hoja tiene un costo de $10 teniendo en cuenta las reglamentaciones que exige la ley. "Nosotros lo hacemos como un servicio y nos gustaría que se difunda más", recalcó.
En la organización UniRedes, que trabaja por la inclusión de personas con discapacidad visual, realizan menúes de restaurantes desde 2010. "La verdad que desde que se promulgó la ley no hemos notado mucha diferencia en los pedidos", reconoció Mariela Farrando de la institución.
También realizan cartas con tinta braille para personas con baja visión. "Nosotros presupuestamos de acuerdo a la carta, pero el costo por hoja ronda los $25 y puede bajar por cantidad", precisó la mujer.
Con información de calorías
Hace unos días, la Cámara de Diputados de la Nación le dio media sanción a un proyecto de ley para obliga a los restaurantes y casas de comida rápida a incluir en sus menúes el valor calórico de cada plato que ofrecen. El proyecto del diputado Mario Metaza (FPV), fue girado a la Cámara de Senadores para su análisis.
En el texto se invita a las provincias a adherirse a la reglamentación. Consultados al respecto, encargados y mozos de restaurantes de la provincia coincidieron en que sería un trámite muy engorroso si se llegase a cumplir y aplicar en nuestra provincia.
"Yo lo veo muy complicado porque hay muchos menúes y a veces cada comensal pide distintos ingredientes", comentó un empleado de un local de comidas de la Peatonal Sarmiento. Un colega de otra casa de comidas tuvo una visión más optimista.
"Si bien es complicado calcular las calorías exactas por plato, porque si es elaborado lleva muchos ingredientes, no es imposible y muchas personas que se cuidan se verían muy beneficiadas", expuso el trabajador.