"Ya estoy en casa. Y sin secuelas". Así saluda Pocho Sosa en esta vida después de la vida que está disfrutando luego de que el miércoles 14 de marzo sufriera un ACV que bien pudo haber cortado su hilo vital.
Por suerte, y gracias a la celeridad con la que lo atendió su hija Lihué, el gran intérprete de Tonada de otoño sigue con nosotros.
“Yo le di la vida a mi hija y ella me lo devolvió”, broma Pocho desde su casa.
Pocho, de 74 años, contó que el 12 de marzo fue operado “de vesícula” y salió perfectamente de la operación. El 14, cuando se jugaba el superclásico entre Boca y River en Mendoza, el cantante aceptó la invitación de ir a ver el partido a casa de su hija, “sobre todo para moverme un poco”. Aunque el músico es “hincha ferviente del Rojo de Avellaneda y de la Lepra mendocina”, fue gustoso a compartir el momento y ver el cotejo por televisión. Sin embargo, algo sucedió. Pocho tomó en un momento un pote de salsa y se le soltó de la mano. Notó de inmediato que el brazo se le adormecía y no podía reaccionar. “Mi hija se dio cuenta de inmediato que se trataba de un ACV y llamó al ECI, que queda muy cerca. Llegaron con celeridad y me llevaron al hospital Del Carmen. Eso fue fundamental para evitar que quedaran secuelas”, rememora Pocho, quien dice no recordar casi nada de todo ello, y haberlo reconstruido por los relatos de su familia.
Tras deshacerse en elogios para los profesionales de ese hospital y de los del Español (adonde fue trasladado luego), Pocho dijo que fue intervenido con tecnología de última generación y también, por eso, no tiene más secuelas que cierta debilidad que espera recuperar.
Este no es el primer problema de salud que sufre Pocho Sosa, pero sí uno de los más graves. Con cierto humor, el cantante rememoró: “El 3 de enero de 1997, a la siesta, estaba leyendo el diario Los Andes y empecé a sentirme mal. Terminé en hospital y me tuvieron que hacer cuatro by pass. Después, en 2012 me pusieron un stent, en 2014 otro y en 2015, un marcapasos. Mi hija dice que parezco Highlander”.
Ahora, Pocho Sosa encara una nueva vida, sobre todo por la dieta alimenticia que tendrá que hacer. “Me han prohibido las bebidas alcohólicas, lo cual me apena mucho, pero, en fin, tendré que hacerme amigo de las aguas saborizadas”, bromeó.
Aunque en estos momentos se siente un poco débil, Pocho adelantó que espera estar recuperado para, dentro de un mes, poder ofrecer un pequeño recital, sobre todo como un símbolo del agradecimiento por todo el afecto que recibió en estos días. “Tengo ganas de cantar de nuevo y lo haré”, concluyó.