Pobreza - Por Vicente Reale

Pobreza - Por Vicente Reale
Pobreza - Por Vicente Reale

La pobreza es tan vieja cuanto la existencia de los humanos en el planeta. Lo que equivale a afirmar -salvo pocas excepciones- que, desde siempre, hubo desigualdad en la distribución de los bienes disponibles. Para muchos, esto es algo ineluctable, sin solución y, más: de otro modo la humanidad no podría llevar adelante su existencia. Dicen, además: "siempre fue así, y lo seguirá siendo". Insensatamente, es como si dijeran -antes que aparecieran los antibióticos y los avances en medicina- "no se puede hacer nada, así debe ser, debemos morirnos jóvenes debido a las epidemias y las infecciones".

Claro, quienes están "conformes" con este modo de estructurar la sociedad, no son ciertamente pobres y, posiblemente, nunca lo fueron o nunca lo serán. Pero no pueden ser tan insensibles -¿o sí?- como para no ver y ponerse en el pellejo de quienes están mucho, pero mucho peor que ellos. Y ello no por "el destino o Dios", sino porque nosotros hemos hecho y aceptado así el sistema económico y social.

Un análisis

El Observatorio de la Deuda Social de la UCA aseguró que "la inflación, el aumento de tarifas y el trabajo informal perpetuarán el porcentaje del 25% de pobres en el país".  Agrega que "el actual modelo de crecimiento en la Argentina no incluye a los trabajadores informales, el aumento de tarifas golpea fuerte en los bolsillos y la inflación mantienen un sistema en el que un índice de pobreza del 25% tiende a perpetuarse en el tiempo". Ejemplifica: "Los trabajadores han perdido poder adquisitivo y los pobres no pueden salir de la pobreza por el impacto en el aumento de tarifas":

* el aumento de precios, no ha caído significativamente en los últimos años y hace que los salarios queden por debajo de los precios. Es más, los aumentos que hubo en el beneficio recibido por los planes asistenciales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o en las jubilaciones básicas fueron inferiores a los índices inflacionarios";

* "aún persiste un amplio sector de la población que sigue sumergida en la pobreza porque no ha logrado salir del empleo informal al formal".

Y concluye: "el hecho de que la pobreza haya bajado -como dijo el INDEC- en el segundo semestre del 2017, no significa que se vaya por una senda en la que habrá una caída de la pobreza sustentable en el tiempo"

Sin embargo…

La Argentina no es un país pobre sino "empobrecido y depredado". Siempre se dice que lo que produce el país en el rubro alimentos, podría satisfacer las necesidades de 300 millones de personas…   (y no puede sacar de la pobreza a 12 millones de argentinos).

También se afirma que en el exterior y en los "colchones" de muchos argentinos hay alrededor de 300 mil millones de dólares, cantidad seis (6) veces mayor que lo que el FMI ha comprometido con Argentina.

¿Existen multimillonarios en Argentina? Aquí algunos botones de muestra (según la revista Forbes (Clarín, 6/3/2018):

-Alejandro Bulgheroni (73 años) que es el dueño de Bridas, accionista de la empresa que surgiera de la fusión de Pan American Energy y Axion cuenta en su haber con la suma de US$ 3.100 millones.

-Eduardo Eurnekian (85), con una fortuna calculada en US$ 2.700 millones, es uno de los dueños de Corporación América, la empresa que maneja 50 aeropuertos en todo el mundo.

-Gregorio Pérez Companc (83) -accionista principal de Molinos Río de la Plata- y Alberto Roemmers (91) -dueño de Laboratorios Roemmers- con US$ 1.800 millones cada uno.

-Marcos Galperín (46), con US$ 1.600 millones, es el fundador y actual CEO de Mercado Libre, la principal plataforma de comercio electrónico de la Argentina y de varios países de la región, con una capitalización bursátil que supera los US$ 17.000 millones.

-Jorge Brito (65), uno de los dueños del Banco Macro, con US$ 1.300 millones. Eduardo Costantini (71), empresario inmobiliario, con US$ 1.200 millones.

-Ezequiel Carballo (65), otro de los dueños del Macro, y Julio Patricio Supervielle (61), presidente y CEO del Grupo Supervielle, con US$ 1.100 millones cada uno.

Lo que propone el Papa

No es una novedad. Ya, hace años, lo había sugerido un francés (Toben): "aplicar una cuota del 0,06% a las transacciones económico-financieras".

Sólo que el Papa afirma que, en la actualidad, esa tasa o cuota debería aplicarse a las "empresas offshore", por las siguientes razones:

* esas empresas "se han convertido en lugares de lavado de dinero 'sucio', es decir, fruto de ganancias ilícitas (robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia…  )";

* ese modo de actuar "representa una abominable sustracción de recursos a la economía real y un daño para toda la sociedad civil";

* porque "está en juego el verdadero bienestar de la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro planeta (...) mientras algunas minorías explotan y reservan, en su propio beneficio, vastos recursos y riquezas, permaneciendo indiferentes a la condición de la mayoría". Además, porque "en el mundo económico y financiero se dan casos en los cuales algunos de los medios utilizados por los mercados, constituyen casos de inmoralidad y ocasiones en las cuales, con mucha facilidad, se generan abusos y fraudes;

* porque "entre los principales motivos de la reciente crisis económica se hallan, también, conductas inmorales de representantes del mundo financiero" y es "deplorable, desde el punto de vista moral, cuando unos pocos -por ejemplo importantes fondos de inversión- intentan obtener beneficios mediante una especulación encaminada a provocar disminuciones artificiales de los precios de los títulos de la deuda pública, sin preocuparse de afectar negativamente o agravar la situación económica de países enteros, llegando, incluso, a determinar artificialmente el funcionamiento adecuado de los sistemas políticos". (Vaticano. "Cuestionamientos sobre procedimientos económicos y pecuniarios", mayo 2018)

Me pregunto…

El dinero y las riquezas que varios argentinos tienen en el exterior o en el "colchón", ¿son producto "exclusivamente" de quienes los detentan o son producto de nuestra generosa tierra y del trabajo de muchos argentinos y argentinas? Y, si muchos/as han producido esa riqueza, ¿no sería obligatoriamente justo que esos muchos/as participaran de esa riqueza?

Espero, sinceramente, que ninguno de los dueños de la Argentina se anime a afirmar que han cumplido con lo anterior al pagar los salarios debidos y las cargas sociales (¿cuántos de ellos lo hacen?) cuando a la mayoría de los asalariados los sueldos apenas alcanzan para sobrevivir hasta fin de mes.

Concluyo afirmando, sin dudar, lo que en anteriores ocasiones he señalado: ninguno de los súper-ricos/as argentinos detentan una "riqueza inocente", son culpables necesarios de los estragos y privaciones de la gran mayoría de pobres e indigentes argentinos.

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