La limpieza, las compras, la comida, el cuidado de los hijos, el apoyo escolar, adultos mayores dependientes, trámites y el trabajo necesario para tener un ingreso propio y sumar a los del hogar. Son sólo algunas de las tantas actividades que una gran proporción de mujeres tienen a cargo y para lo cual no es raro escuchar que "las horas del día no alcanzan".
Pobreza de tiempo: es el concepto que define estas condiciones por las cuales prácticamente no queda margen para el cuidado personal, el ocio productivo y a veces ni siquiera un sueño reparador.
Los cálculos apuntan a que puede catalogarse con esta carencia a quien tenga menos de 3 horas diarias para dedicar a sí mismo y que son las mujeres las más afectadas.
La doble y triple jornada laboral es la responsable. Se estima que en el país 1 de cada 10 personas es pobre de tiempo, en el marco de una concepción de pobreza multidimensional. Las mujeres son las más afectadas, en particular si tienen hijos menores de 6 años o personas dependientes a cargo, cuando las probabilidades aumentan.
La Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo muestra que en Mendoza, las mujeres dedican casi el doble que los varones a labores domésticas: 7,4 hs. promedio diarias versus las 3,6 que dedican ellos. Aumenta cuando se tienen hijos. 9 de cada 10 mujeres son las principales responsables de estas labores asignadas socialmente.
"La participación de las mujeres en el mercado laboral no tiene un correlato al interior de los hogares en cuanto a que los varones tomen un rol en las responsabilidades domésticas, se sigue pensando el varón como proveedor y las mujeres en la casa", dijo Gabriela Marzoretto, doctora en Ciencia Política y especialista en participación laboral femenina y políticas de cuidado. Se considera pobre a quien tiene menos de 60% del tiempo que le queda luego de cumplir con el trabajo remunerado para el ocio. Se contemplan las 168 horas que tiene una semana, menos 55 horas para trabajar (sumando el traslado) y unas 49 horas para dormir 7 por noche.
"Si una vez al mes tengo la posibilidad de tomarme tiempo para ponerme crema al salir de bañarme es un lujo", reconoce Belén Aberastain (35) quien suspira si se le pregunta qué cosas deja de hacer por falta de tiempo. Es mamá de un varón de 14 años y una niña de 8. Trabajar no le resulta fácil con los chicos y tuvo que cerrar un negocio propio. Los fines de semana limpia y termina agotada. "El lunes lo comienzo el domingo a las 6 de la tarde porque empiezo con el planchado de uniformes y cosas para la semana". Tuvo que dejar la facultad. "Tengo 7 años de Dirección Coral, no hay forma de estudiar con chicos, aunque me encantaría decir soy la licenciada fulana".
Milagro Honor (65) es otra "pobre": trabaja de 8.30 a 21.30 en su quiosco de revistas y asegura que no tiene tiempo ni de ir a la peluquería. Ya crió a su hija, época en la que tuvo que trabajar menos. Cuidó a sus padres enfermos y colabora con una familia de parientes cuya madre está enferma. "No tengo tiempo ni de ir al médico", acepta, pero es quien gestiona las recetas y medicamentos de su esposo.
"Es muy común que las mujeres que tienen carga de cuidado estén menos propensas a cuidarse a sí mismas, por ejemplo van menos la médico y olvidate de practicar algún hobbie porque ponen otras prioridades delante", dice Georgina Sticco, de la Agencia Grow- Género y Trabajo.
Tener menos de 3 hs por día para uso personal es la línea que pudo trazar Analía Calero de la Universidad Nacional de La Plata en su trabajo "Pobreza de Tiempo e ingresos: mediciones y determinantes para la Argentina". Concluyó que la pobreza de tiempo es otra dimensión de las inequidades entre géneros. Que existe un consenso para considerar la dimensión tiempo en el análisis del bienestar y su utilidad para superar la pobreza. Advierte que el nivel de vida de las personas debe evaluarse según su libertad para ser y hacer lo que decidan.
Menos de 68 horas
9,8% de la población tiene menos de 60% de la mediana del tiempo libre.
Las mujeres son las más afectadas, en particular si tienen hijos menores de 6 años y personas mayores a cargo.
Es pobre de tiempo quien tiene menos de 68 horas por semana para sí mismo.
Del total de tiempo del trabajo doméstico, en Mendoza 23,2% lo hacen los varones mientras que el restante 76,8% lo hacen las mujeres según el Indec.
Consecuencias
El impacto de este escenario es multidimensional. "Afecta completamente su autonomía, sobre todo la económica (…) la falta de tiempo de desarrollo personal afecta a la sociedad general ya que no permite desarrollar la individualidad y creatividad como aporte a la sociedad", explicó la doctora en Ciencia Política, Gabriela Marzoretto. Señala la necesidad de que el Estado y organizaciones intervengan en la generación de políticas para atenuarlo.