Pobreza, las cifras oficiales y la realidad

Las cifras que el Gobierno da a conocer respecto de la pobreza difieren sustancialmente de las que ofrecen los organismos especializados o las entidades sociales. Hasta la propia Iglesia Católica se ha hecho eco del problema y el arzobispo de Tucumán, dur

Pobreza, las cifras oficiales  y la realidad

Durante la homilía del Tedéum que se realizó con motivo de la celebración de un nuevo aniversario del Día de la Independencia, el arzobispo de Tucumán calificó de “escándalo” a lo que sucede con la pobreza en la Argentina, en un mensaje que golpeó a la actual gestión gubernamental, aun a pesar de que el prelado dividió responsabilidades, incluyendo en ello a gran parte de los actores sociales del país.

Sucede que al Gobierno le molesta cuando se habla de la pobreza en razón de que las cifras que “dibuja” a través de los organismos oficiales se dan de bruces con una realidad incontrastable, en una situación similar a la que se vive cuando se conocen los datos “oficiales” sobre la inflación.

De acuerdo con el cada vez más devaluado Indec, en el segundo semestre del año pasado sólo el 4 por ciento de los hogares y el 5,4 por ciento de las personas en las principales ciudades del país tenían ingresos menores a la línea de pobreza, que está definida por el costo de la canasta familiar.

De acuerdo con ese criterio, el costo promedio de la canasta básica por mes fue de 510 pesos por adulto y de 1.577 pesos por familia tipo. En ese esquema, si una persona ganaba más que esas cifras dejaba de ser pobre. En cuanto a la línea de indigencia, fue de 229 pesos para un adulto y de 707 pesos para un hogar tipo, con lo que, para el Indec, sólo un 1,5 por ciento de los hogares argentinos podía ser considerado “indigente”.

Las cifras difieren sustancialmente de las dadas a conocer por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina que, en el caso de la canasta básica dice que fue 1,9 veces superior, con lo que, para ese organismo, el 16 por ciento de los hogares y cerca del 26 por ciento de las personas viven en la Argentina en situación de pobreza, mientras la indigencia alcanza al 3 por ciento de los hogares urbanos y más del 5 por ciento de las personas en las áreas rurales. Además, los datos mostraron un aumento de la pobreza entre 2011 y 2012, lo que resulta mucho más coherente con lo que sucedió en la economía durante el año pasado.

Mendoza no escapa a esa situación. Según el Indec, el índice de pobreza alcanza al 3 por ciento de la población, con una canasta básica de 1.600 pesos. Lo que no dice el organismo nacional es que, en su afán por dibujar cifras más bajas, toma como referencia los datos de la población del Gran Mendoza, pero basándose en la canasta básica del Mercado Central de Buenos Aires, lugar donde los precios son manejados por el cuestionado secretario de Comercio Guillermo Moreno.

No sorprende entonces que esos datos estadísticos oficiales difieran sustancialmente con los aportados por una consultora especializada o por una entidad barrial. Es así que para la consultora Evaluecom, el departamento de La Paz es el más castigado por el índice de pobreza, llegando a un 42 por ciento, y le siguen, en orden decreciente, Lavalle, con el 40 por ciento; Santa Rosa, con un 37 por ciento; San Carlos y Tunuyán, con un 33 por ciento, mientras en los departamentos del Gran Mendoza los porcentajes son levemente inferiores al 19 por ciento.

Por su parte, el Movimiento Barrios de Pie hace alusión a un porcentaje general del 24,63 por ciento de pobreza y del 3,9 por ciento de indigencia en el territorio provincial.

Cada vez que se dan a conocer este tipo de estadísticas y esencialmente en los años electorales como el actual, el Gobierno sale a criticar con dureza a quienes opinan de forma diferente a lo que el Ejecutivo intenta imponer. Es por eso que resultaría mucho más beneficioso para los funcionarios como para la población en general que, en lugar de molestarse, se abocara a trabajar para reducir esos índices negativos. Quizás también debería tomar en cuenta aquella famosa frase del fundador del justicialismo –al que el Gobierno dice pertenecer– cuando afirmó que “la única verdad…es la realidad”.

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