Plebiscito reprobatorio y demandante

El principio del fin

En mi opinión, el comienzo de la declinación del gobierno de CFK se remonta a 2009. Debe recordarse que en 2007 Cristina fue elegida Presidente por el 45,29% del electorado.

En las elecciones de medio término o legislativas de 2009, el oficialismo derrotado obtuvo el 31,9% de los votos y Francisco de Narváez el 35%. La declinación respecto a 2007 fue del 13,39% para el cristinismo.

Con el triunfo de una alianza luego desorganizada y mal gestionada, se produjo después una frustración paulatina de sus electores. En tanto Cristina arremetió con actos y leyes populistas que silenciaron el triunfo de la oposición.

En 2010 falleció Néstor Kirchner y esto conmovió a parte del electorado tal como había sucedido antes con Perón y Alfonsín.

La conjunción de las medidas populistas con la defraudación de la gestión opositora y la muerte de Néstor, fue el cóctel detonante del resultado de la reelección de Cristina en 2011: 53,96% contra 41,79% de la oposición. Cristina acrecentó sus electores excepcionalmente en un 22,06% y la oposición en el 6,79% respecto de 2009.

El 27 de octubre de 2013 el oficialismo en Provincia de Buenos Aires obtuvo el                32,18% y la oposición triunfante el 43,92% en general.

Aquí debe hacerse una lectura especial, porque Cristina tuvo un serio problema de salud que, sin duda y otra vez, influyó en los comicios pero no alcanzó a trocar la derrota en victoria.
En suma, la declinación del kirchnerismo desde 2007 hasta 2013, seis años, (45,29 – 32,18%) fue del 13,11%, excluyendo a 2011.

A partir de la lucha contra el campo y la resolución 125 de principios de 2008 y de los cacerolazos (el primero fue el 8/11/2012), la oposición al gobierno de Cristina Fernández fue in crescendo hasta culminar con las primarias del 11/08/2013 y las legislativas del 27/10/2013.

Las últimas elecciones, más que tales, han constituido un verdadero plebiscito, una consulta popular porque se sometieron al electorado una gestión y un modelo que la mayoría de los argentinos ha reprobado y rechazado.

Posibles lecturas

Una primera lectura es que el pueblo ha reprobado con un 70% el modelo consumista, inflacionario, generador de más pobreza e indigencia, soberbia, aislamiento, descalificación de los "enemigos" y desmejoramiento de la situación política, económica e institucional del país.
La otra lectura es que un segundo período presidencial agota al pueblo y desmejora la gestión.

La tercera es que con corrupción, delitos, arbitrariedad, autoritarismo y perpetuación en el poder, todos los gobiernos que incurren en estas aberraciones reciben el castigo de las urnas y, a veces, el de la Justicia cuando ésta es responsable, objetiva y no cooptada por el gobierno.

Consecuencias de la reciente derrota

Ante la contundencia del plebiscito del domingo 27 contra el cristinismo, no sólo contra Cristina, su entorno aplaudidor salió a "festejar la derrota" en el búnker del hotel elegido.

Reparo en dos particularidades: primera, nadie quiso presidir el acto y entonces obligaron a Boudou a que lo hiciera, como otra sanción porque no le hacía nada una nueva mancha y además ¡ni se dio cuenta! Con su ingenuidad de siempre (¿o desfachatez?), salió con efusividad a exaltar a los varios "mariscales de las derrotas".

Segunda, la expresión en la foto de todos, en especial de Scioli e Insaurralde, que denotaban pasar un pésimo momento con abatimiento, sus fracasos y los del cristinismo, más aún cuando la enfermedad y ausencia de Cristina cargaron en sus respectivas espaldas el yugo de la responsabilidad de la batalla perdida.

Festejaron ser la primera minoría que conservaba el quórum en ambas Cámaras. Claro, prefirieron disimular que debido al triunfo de  la oposición de 2009 ésta expuso a una nueva votación en 2013 la mayor cantidad de sus bancas en diputados y senadores. Es decir, no fue un triunfo CFK de 2013 sino una situación anterior ajena a este comicio.

Lo cierto es que el oficialismo fue derrotado en los principales distritos del país y en algunos por paliza, como por ejemplo en Mendoza, Buenos Aires y Capital Federal.

El plebiscito del domingo 27 de octubre expresa la voluntad del 70% del electorado de terminar con el "modelo" CFK de crecimiento no sustentable por solo consumo y "expulsión social", enmarcadas dentro del conjunto de políticas anti país del oficialismo.

Además estamos asistiendo a la fractura interna del FPV y las negociaciones de transfuguismos hacia el Frente Renovador, de Sergio Massa.

La incorporación de Jorge Capitanich y Axel Kicillof no permite por el momento -y no sabemos si en el futuro- iniciar algún diálogo que posibilite canalizar la expresión de las urnas en hechos y políticas concretas para normalizar y encarrilar al país hacia la sucesión presidencial de 2015.
Estamos ante un complicado escenario.
 
El pueblo ha demandado soluciones y rectificaciones de gestiones y actos de gobierno desacertados, de dudosa realización, y todo en los próximos dos años.

Lo que sucedió en Mendoza

Tuve oportunidad de ver los debates televisivos de los principales representantes de las fuerzas políticas que compitieron en las elecciones del domingo 27.

No conozco a Alejandro Abraham y sin perjuicio de no compartir con él sus convicciones cristikirchneristas, comprobé que es un señor.

La exposición seria y respetuosa de sus ideas y el trato cordial con sus adversarios, no frecuente entre sus compañeros K para quienes sólo existen enemigos a vencer, que caracterizó a todos los participantes, me obliga a pensar que hizo la mejor campaña que podría haber hecho.

La derrota frente a Cobos que cosechó el 47,7%, con un magro 27,1% del FPV, 20,6 puntos en favor del radical, debe haberle resultado muy dura porque fue aplastante. Imagino su desánimo y congoja. Debe estar preguntándose sobre las causas del desastre y haciéndose responsable del resultado negativo, como caballero que debe ser.

Me permito decirle que no debe frustrarse. Abraham no perdió la elección. Fue derrotado por el cristinismo, en especial Cristina, y por Francisco Pérez.

Advertí al Señor Gobernador en mi nota en Los Andes del 4 de setiembre, que no debía ser un gobernador ausente, siempre en viajes al exterior con dudosos e ignotos resultados, o a Buenos Aires para aplaudir a Cristina.

Le dije que a menos de dos años de ejercer sus funciones y desde hace ya tiempo, se impuso como primer objetivo reformar la Constitución para poder gobernar durante otro período.
Le manifesté que no debía ser un "soldado de Cristina" porque es tal quien carece de jerarquía e inconstitucional la subordinación total a la Presidente de la República; que tal subordinación absoluta sólo podía serlo a la Constitución y a las leyes.

En fin, que él es un mandatario del pueblo mendocino y no del gobierno nacional. Por último le hice saber -porque es jujeño- que a los mendocinos no nos agrada que el gobernador sea reelecto y menos, indefinidamente.

En suma, que su labor no nos había satisfecho hasta este momento.

Esta insatisfacción se trasladó a los candidatos oficialistas, que recibieron sin culpas las propias del Gobernador.

Conclusión

Estamos ante algunos dilemas. Por un lado, seguramente si Cristina se limita a reinar pero no a gobernar, Capitanich presidirá el país en los próximos dos años hasta el 10/12/2015.

¿Podrá coordinar políticas con Kicillof, teórico marxista y anticapitalista?

Y si Cristina asume en plenitud sus funciones, ¿seguirá Capitanich en la jefatura de gabinete y se subordinará a la Presidente?

Y por otro lado, con Capitanich y/o Cristina, ¿se implementarán las medidas que el pueblo ha demandado el 27 de octubre de este año?

Personalmente soy poco optimista en este aspecto. Cristina y todos sus colaboradores desoyen permanentemente el mandato del pueblo. ¿Por qué lo harían esta vez, derrotados como están y convencidos de que han vuelto a triunfar?

Queda una sola esperanza: Capitanich quiere ser Presidente en 2015. ¿Podrá actuar en contra del 70% del 27 de octubre sabiendo que en este supuesto no tendrá nada que hacer en 2015?