Apenas unos segundos después de la medianoche, los fuegos artificiales iluminaron la cara de todos los mendocinos que viajaron hasta las costas chilenas para vivir un fin de año -y un comienzo de 2014- distinto.
Apostados en los mejores lugares que supieron conseguir, miles de personas recibieron el nuevo año con los pies descalzos sobre la arena, con el murmullo del mar en el fondo y, en el cielo, una fiesta de colores que desde el gobierno chileno cada 365 días se vuelve más innovadora.
Fuegos artificiales propios, pelucas, matracas, cornetas y un sinfín de elementos de cotillón fueron los que pudieron verse junto al mar, en manos de alegres personas que no dudaron en demostrar su felicidad.
Aunque la mayoría de los presentes lo hicieron acompañados de sus familias, otros tantos acudieron al borde costero con sus parejas. En ambos casos para observar un espectáculo que provocó toda clase de "oh" y de "uh", si caben las onomatopeyas.
Caren, de Ciudad, vino especialmente a festejar con sus seres queridos a estos puntos cardinales. "Es la primera vez que lo vengo a ver. Llevamos las reposeras a la playa y disfrutamos del show", dijo la mendocina ya bronceada por el sol chileno.
También del epicentro provincial, Carlos Villagrán admitió haber venido por una promesa a su hija. "Aunque está todo caro, se lo había prometido a ella. Para la cena comimos algo frío y después vinimos a brindar a la playa", describió el hombre y agregó que permanecerá en estas tierras hasta el 5 de enero.
Cielo de colores
Más de treinta toneladas de fuegos artificiales. Si bien son muchas las comunas chilenas que participaron de las celebraciones, las elegidas por los mendocinos fueron, como de costumbre: Con Con, Reñaca, Viña del Mar y Valparaíso.
Para acompañar los festejos, desde el gobierno chileno realizaron una serie de medidas tendientes a mejorar la experiencia de todos. Por ello, se instalaron baños públicos dispersos por la vía y organizaron un sistema de emergencia para mantener alerta a los bomberos en caso de alguna eventualidad, entre otros. En Viña, además, se apostaron 1.400 carabineros para resguardar a todos los presentes en la V región.
Según estimaron desde la prensa chilena, casi 90 mil autos circularon por la zona mencionada superando los 86 mil calculados para el mismo período, pero del año pasado. Con estos números, el caos vehicular por momentos estuvo asegurado, aunque paulatinamente las calles se fueron despejando mientras se aproximaba la medianoche.
Las familias Ferrero y Arce no quisieron perderse este saludo al nuevo año desde el mar. Aunque algunos ya habían venido en otras ocasiones, siempre es buena cualquier excusa para repetir. "Nosotros ya sabemos de qué se trata, pero trajimos a unos amigos para que vieran el espectáculo. A las 23, después de comer nos vinimos a la playa", dijeron en el tono alegre y distendido de las vacaciones.
Silvana Chacón y Gabriela Miranda también presenciaron por primera vez el cielo lleno de fuegos artificiales. "Ahora nos vamos a una fiesta, no sabemos dónde, pero hay que recibir el año con alegría y pasándola bien, en el mejor lugar que se pueda", deslizaron las chicas ante la atenta mirada de sus novios.
Julieta y Fabiola Reyes, de San Martín, eligieron Reñaca porque tienen amigos que viven en la zona. "Nos vamos a quedar tres días, porque está todo caro. Ahora tenemos pensado ir a alguna fiesta, pero no sabemos a cuál, porque la verdad es que los precios son muy altos", apuntaron.
Festejos a medida
Aunque la mayoría de los consultados prefirieron cenar en sus departamentos, cabañas o donde pudieran preparar comida, para ahorrar unos buenos pesos, también hubo quienes eligieron un restaurante, un bar o un parador junto al mar, para no tener un trabajo extra en este merecido descanso.
Eso sí, la comodidad de no cocinar tuvo un costo importante. Por ejemplo, muchos menúes que incluían aperitivo, entrada, plato principal, postre y algunas variantes como barra libre o cotillón. El costo, nada menos que de 55 mil pesos chilenos es decir unos 105 dólares por persona. En tanto, otros ofrecían precios superiores pero ninguno de los consultados había considerado esas opciones.
Después de la pirotecnia, los grupos de amigos se dirigieron a las fiestas preparadas para celebrar. Aquí también los precios fueron altos -desde 300 pesos en adelante - y es por eso que muchos prefirieron quedarse en la playa. Eso sí, no faltó el fernet, la sidra, el espumante y algún vino típico de nuestra provincia para redondear una noche fresca en el aire y cálida en los corazones.
"Vamos a ir a un lugar que se llama Ritoque. Cuesta 500 pesos argentinos pero hay barra libre y van a estar todas las chicas", comentó un nutrido grupo de jóvenes compuesto por Julián Marí, Agustín Galarraga, Estanislao Casnati, Alfredo Torrent y Juani Ortigala, entre otros.