Vivimos en un mundo invadido por el plástico y la cocina en particular es un protagonista destacado de este material, que se usa como embalaje de gran parte de los alimentos, para almacenarlos y también para calentar y cocinar.
El asunto es saber si el uso que se le da es el adecuado, ya que de lo contrario se corre el riesgo de transferir componentes que pueden resultar tóxicos. Quienes compran viandas a diario en su trabajo y luego las calientan tal cual fueron recibidas pueden estar expuestos de manera crónica a la liberación de estas sustancias, que pueden provocar alteraciones orgánicas y en el peor de los casos hasta cáncer.
Son los riesgos de someter al calor materiales que en el proceso químico pueden despedir partículas que se adhieran a los alimentos, en particular cuando se derriten o funden.
El llamado “film” con el que suelen cubrirse las comidas para evitar que pierdan humedad dentro del microondas fue señalado como uno de los productos que debería evitarse someter a este proceso, según sostuvo la ingeniera química Emilia Raimondo, quien ha estudiado el tema. Está hecho de PVC, que puede alterarse con el calor. “El film debería ser retirado al introducir el alimento al microondas”, recomendó el doctor Sergio Saracco, jefe del departamento de Toxicología.
La ingeniera explicó que en el caso del resinite (film) que se usa para envolver, por el calentamiento puede migrar plastificante, por lo cual no es conveniente usarlo en el microondas aunque se puede usar para guardar en la heladera.
Otro tanto puede ocurrir con los productos descartables: “Por eso, son para un uso reducido en el tiempo; los platos de este tipo no están diseñados para entrar en el microondas y si se funden se corre riesgo”. Explicó que los contaminantes en pequeñas dosis con el tiempo generan efectos tóxicos y “por eso se hace difícil interpretar (síntomas) o parece que no pasa nada, pero la acción crónica va generando cambios en los órganos”.
Tampoco recomendó calentar las bandejas de telgopor que se usan para la venta de carnes, entre otros productos.
Uno de los compuestos que podrían contener es el bisfenol A, un disruptor hormonal que cambia el metabolismo y puede producir obesidad o diabetes. Otros de ellos son las dioxinas asociadas al desarrollo de cáncer y cuyos residuos son muy persistentes en el ambiente, además de derivados del cianuro altamente tóxicos en algunos casos.
“Si un material no es apto, puede haber transferencia sin que el envase se altere”, indicó la licenciada en Química Gabriela Fernández, quien trabaja en Inti-plásticos, donde se especializan en materiales que están en contacto con alimentos.
“Cuando se va a usar un elemento en el microondas debemos estar seguros de que ha sido aprobado. Como recomendación, si se pueden producir sobrecalentamiento o tienen alto componente graso, que levanta más temperatura que el agua, es preferible pasarlo a un plato de loza”, dijo.
No todos los plásticos reaccionan igual porque tienen diferente composición y aunque se trate de la misma materia prima, en el proceso de industrialización pueden tener agregados.
Los recipientes conocidos como “tapper” que tienen la indicación en el fondo son absolutamente confiables, coinciden los especialistas, algo sobre lo cual hace algunos años también se generaron dudas.
“El polietileno y el polipropileno -de lo que están hechos la mayoría de ellos- son atóxicos y resisten hasta el microondas, a temperaturas altas ya que son bastante inertes”, señala Raimondo. Podrían fallar si tuvieran algún aditivo, pero para estar en el mercado deben estar aprobados.
Control
En general, los problemas pueden resultar del mal uso por parte de los consumidores en su domicilio.
Los controles sobre recipientes para estar en contacto con alimentos son exhaustivos y por lo tanto no deberían generarse dudas, siempre que su utilidad sea aquella para la que fue aprobado por los organismos estatales, aseguran los consultados.
Fernández dijo que los fabricantes de vajilla y los restaurantes deben cumplir con la normativa, mientras que las empresas elaboradoras de alimentos además están interesadas en que sus productos no sufran alteraciones.
En cuanto a las bandejas que se usan para la entrega de viandas no queda más que confiar en el fabricante y el vendedor. No hay una exigencia de colocar un logo particular que indique que ha sido autorizado ni para qué fin; si no existiese, las páginas de las empresas pueden brindar información y ante la duda lo ideal es evitar someterlo al calor.
En cuanto al “film”, Fernández detalló que hay de diferentes materiales como PVC o polietileno y que los primeros no resisten mucha temperatura, pero todos tienen que estar aprobados para la temperatura para la que va ser usado.
Los reciclados están terminantemente prohibidos para su uso en alimentos, sin embargo, pueden circular productos que los contengan porque están fuera de la norma y sin aprobación. En algunos casos pueden identificarse porque la superficie no tiene un color uniforme.
La dirección de Nutrición e Higiene de los Alimentos es el organismo local que aprueba los recipientes.
Su titular, Alejandra Moor, indicó que todos los envases tienen que tener una certificación de aprobación luego de haberse comprobado que no se produce una transferencia y que esto se hace en función de lo que indica el Código Alimentario Argentino para cada tipo.