El habitante mendocino no sabe si las próximas fiestas de fin de año transcurrirán sin los habituales accidentes por el uso de la pirotecnia y fuegos de artificio, que provocan siempre decenas de quemados y lesionados, a veces muy graves. De esa forma, los festejos terminan en hospitales o clínicas especializadas en quemaduras.
Existe una ley de 2013 que prohíbe la utilización, tenencia, acopio para uso particular y expendio al público de artificios de pirotecnia y cohetería por la "alta peligrosidad" que representan para las personas y animales, pero lamentablemente al no haberse efectuado su reglamentación, la norma -válida en sí misma- quedó boyando en un estado de indefinición. Lo cierto es que para los tradicionales festejos retumban por todos lados bombas de estruendo y los fuegos artificiales ganan las alturas.
Es verdad, muchas veces no pasa nada y la tradicional práctica es un ingrediente más de los acontecimientos festivos. Pero hay algo que ocurre y que no dimensionan quienes hacen explotar los artefactos.
Las personas ancianas o con discapacidades cognitivas o neurológicas, los enfermos cardíacos, los que padecen síndromes de Down, Asperger y autismo, y los bebés y niños con sensibilidad auditiva, la pasan muy mal.
Ya hemos citado cómo se alteran las mascotas que no faltan en los hogares. Hay muchos puntos de apoyo a la cruzada por parte de la Sociedad de Pediatría de Mendoza, padres de niños con autismo, las entidades ecologistas (Cullunche, Oikos, Asamblea por el Árbol) y protectoras de animales.
Entonces, estamos ante un panorama de querer evitar estos trastornos por los ruidos y se van tomando medidas, como por ejemplo las dispuestas en diversos municipios.
Un ejemplo reciente es Luján de Cuyo, cuyo intendente, Omar De Marchi, dictó un decreto (Nº 2746/17) que prohíbe la venta y comercialización de pirotecnia, fuegos de artificio y similares en todo el departamento, con aplicación de multas económicas progresivas a los económicas a los infractores.
¿No habrá pirotecnia en Luján de Cuyo? Probablemente sí, porque el municipio no permitirá la comercialización en su jurisdicción, pero no podrá impedir que cada vecino haga uso de estos elementos si los compra en otros lugares donde la restricción no es total.
Sin embargo, es una muestra palpable de conciencia ambiental, que también adoptaron los departamentos de Tupungato, Tunuyán y Capital.
Para más adelante, por los tiempos legislativos que deben transcurrir, existe expectativa de que se apruebe en la Legislatura la iniciativa de la diputada María José Sanz, que propicia impedir en todo el territorio de la provincia de Mendoza la tenencia, fabricación, comercialización, depósito, circulación y venta al público, mayorista o minorista, así como la manipulación de todo elemento de pirotecnia y cohetería de tipo explosiva.
De aprobarse este proyecto y con la debida reglamentación de por medio, se podría terminar con la grave contaminación sonora que genera una amenaza a la salud, la propiedad y la vida humana. En el trabajo elaborado por la legisladora quedan excluidos de la normativa los artificios pirotécnicos lumínicos exclusivamente, como estrellas, juegos de luces sin sonido, y productos pirotécnicos lumínicos o la llamada pirotecnia fría.
También el Gobierno impulsa un proyecto similar, que pronto enviará a la Legislatura. Entonces, lo que se espera es que se materialice una ley definitiva y sólida, que se reglamente y, finalmente, que se cumpla. Y que 2018 sea el año en que se dé ese gran paso.
