El Expreso necesitaba una sonrisa con urgencia. Terminar con la mala onda y las dudas que generan las derrotas. Venía de una semana negra y debía reencontrarse con la victoria.
Del otro lado estaba Belgrano, un rival de turno que siempre ha sido complicado para cualquier modelo tombino en Primera División.
La crisis futbolística profundizada en Buenos Aires (derrotas por Copa y torneo, generó mucha incertidumbre y la obligación de encontrar otro camino. El de recuperar la memoria, el juego de otra etapa y la confianza que dan los triunfos. Con esta obligación saltó al campo de juego.
Y para ir sacando un poco la cabeza, el Tomba debía cambiar muchas cosas. Méndez ya lo había dicho en la semana, sólo un necio no mete mano cuando las cosas están torcidas y no se dan respuestas positivas.
Punto uno: cambiar varias piezas. Punto dos: prescindir de una jugador de jerarquía como el Morro García para intentar otras variantes de juego. El plan estaba en marcha...
La gran incógnita era si el equipo podía plasmar en cancha el libreto del Gallego, sabiendo que podían aparecer los murmullos si la historia no caminaba y estaba sólo Jaime Ayoví en ataque y el goleador uruguayo mirando desde el banco de suplentes.
Al conjunto Bodeguero no le sobró nada, como otras veces en este certamen donde sacó los tres puntos. Pero dejó mejores aspectos en su imagen pensando en el futuro.
A la luz del resultado, la movida resultó positiva, porque el equipo tuvo algunos pasajes interesantes que no terminaron de consolidarse con continuidad en el tiempo. Hoy la mayor falencia al momento del análisis.
Para que no quedara en vano semejante movimiento en la estructura principal, debían aparecer esos hombres que terminan por marcar la diferencia con sus toques de jerarquía.
Y los dos personajes de la historieta que escribieron las páginas con sus goles tienen nombre y apellido. Sí, Jaime Ayoví y Javier Correa se convirtieron en los actores principales de un éxito que trajo alivio en Godoy Cruz.
El ecuatoriano se sintió “diferente” sin su socio de ataque, pero se las arregló muy bien. Supo cómo moverse en soledad y leyó bien los movimientos de sus compañeros que llegaban del medio.
La Yoya es una perla por su alto nivel futbolístico y estampó su humanidad donde tenía que estar para iniciar el sueño de la victoria.
Sin él en cancha, Méndez le dijo a Javier Correa- reemplazante del moreno- lo que todo delantero quiere escuchar de su entrenador: “Andá y definí el partido”.
Y el cordobés, hincha de Instituto, fue y bajó la persiana con un golazo. De esos inolvidables por todo lo que rodea en lo personal y en lo grupal.
El Expreso festejó y muestra otra cara. Es que tiene a los "Piratas de la alegría".
Olave: "que vengan a la cancha"
“Que vengan más a la cancha, es un equipo de Copa Libertadores y vienen 5 mil hinchas”, le respondió duro Olave al simpatizante de Godoy Cruz, que lo tomó de punto tras su error en el gol de Ayoví. Al grito de “Olaaave, Olaaave..”, el hincha vivaba al arquero y éste respondía. Levantaba uno a uno sus dedos como contando los espectadores del Malvinas.
Olave salió mal en un centro que casi termina en gol de Ayoví y tuvo una respuesta endeble en un tiro libre de Fernández que por milagro no se le metió en el arco. Una tarde de terror para el “1” cordobés.